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El Norte
Jueves, 10 de abril 2025, 22:44
Vivimos más años y lo hacemos en mejores condiciones que las generaciones anteriores. La vejez ya no es solo una etapa de descanso, sino también una oportunidad para el desarrollo personal y la contribución al bien común. Javier Yanguas, psicólogo, gerontólogo y director científico del programa de Personas Mayores de la Fundación'la Caixa', reflexiona sobre el envejecimiento como un proceso lleno de posibilidades y retos.
–¿Cómo ha cambiado en las últimas décadas el grupo de lo que entendemos por personas mayores?
–Es un grupo cada vez más heterogéneo y diverso. No hay una única vejez, sino vejeces diferentes. Hablar de personas mayores en la actualidad es hablar de etapas distintas en esto que llamamos vejez. No se puede meter en un mismo saco 30 años de vida como si todo lo que ocurre entre los 65 y los 95 fuera lo mismo. Si tenemos muy claro que entre los 0 y los 30 años pasan muchas cosas, debemos saber que otras muy distintas pasan entre los 65 y los 95.
–¿Llegamos hoy a la vejez en las mismas condiciones que nuestros abuelos?
–A la misma edad, hoy somos más jóvenes. Tanto en el aspecto cognitivo como en el físico y en el social, la literatura científica lo confirma. Un estudio de Wilson de la Universidad de Chicago de hace ya unos años señalaba, por ejemplo, que los 70 de ahora son los 62 de hace 30 años en términos cognitivos. Y esto es una buenísima noticia. Hemos ganado vida y cada vez está más claro que la referencia de los 65 ya no es válida para marcar la vejez. De hecho, distintos artículos científicos han propuesto diversos umbrales de entrada en la vejez. Uno simple es que entraríamos en lo que llamamos vejez 15 años antes de la esperanza de vida de cada generación. Por otro lado, la Sociedad Gerontológica de Japón propuso en 2017 elevar el umbral a los 75.
–¿La gran pregunta actualmente no es cómo vivir más años, sino cómo vivirlos con plenitud?
–Vivir más años es una oportunidad, pero también es un reto. Hace 50 años, la vejez era la parte final de la vida y tenía poco valor: la gente dejaba de trabajar y llegaba en condiciones de salud muy limitadas. Ahora, uno de los retos, cuando en términos económicos y de salud estamos bien, es llenar de sentido y de proyectos esos 30 años de vida. Tenemos la oportunidad de vivir el doble de tiempo que nuestros abuelos o bisabuelos y yo siento que tenemos la obligación moral, personal y ética de buscar una vida buena, una vida con sentido y propósito.
–¿Es nuestro miedo a hacernos mayores lo que nos hace tener conductas edadistas?
–La filósofa Simone de Beauvoir decía, en el prólogo de La vejez, que nos negamos a reconocernos en el viejo que seremos. Pero, salvo excepciones, ahí vamos a llegar todos, así que hay que mirar a la vejez de frente.
En el programa de Personas Mayores de la Fundación 'la Caixa' intentamos aportar un nuevo modelo de entender la vejez, desde la heterogeneidad y la diversidad, con una mirada personalizada, y también desde la ética, la dignidad y la autonomía.
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