«El asesoramiento preventivo siempre es más eficaz y barato que el reactivo»
Directivos y expertos comparten sus experiencias sobre cómo anticiparse a escenarios excepcionales en una mesa organizada por El Norte de Castilla y Aon
Pandemias, desastres naturales, guerras, convulsiones económicas… Vivimos en un mundo globalizado en el que las crisis están a la orden del día y en el que lo extraordinario se ha convertido casi en norma. Especialmente para las empresas. «Circunstancias extraordinarias son aquellas que no forman parte de la vida ordinaria de la sociedad, pero que llegan de manera repentina y con gran impacto», apuntó Valentina Murganti, directora de Aon para el norte de España, en la mesa redonda organizada por El Norte de Castilla y la firma de consultoría y seguros.
El encuentro reunió también a Isidoro Alanís, presidente y CEO de Grupo Global Exchange; David Guerras, asociado principal del Departamento Mercantil de Garrigues, y Ángel Gallego, director general de Aspasia. Cuatro perspectivas distintas ante un mismo desafío, reaccionar ante lo inesperado y, sobre todo, cómo anticiparse para que el golpe no resulte fatal. «La pandemia nos ha enseñó que no se puede dar nada por descontado. La próxima vez que hagamos un plan estratégico, contemplaremos todas las crisis posibles, que caiga un meteorito, también», ironizó Isidoro Alanís, cuya compañía de cambio de moneda pasó en cuestión de semanas de 2.500 empleados a apenas 167 durante la crisis del covid. El 9 de marzo de 2020, Global Exchange montó un gabinete de crisis. El 26 de abril, apenas seis semanas después, había reducido el 93% de su plantilla, renegociado contratos en 23 países y afrontado pérdidas de 22 millones de euros. «O lo hacíamos o quebrábamos», recordó Alanís. Tres años más tarde, en 2023, la firma vivió su mejor año histórico, con 55 millones de beneficio. «Para mí fue el año más bonito y la mejor lección profesional», confesó.
Si para unos la pandemia supuso frenar en seco, a otros les sirvió para crecer de forma sorpresiva. «Al día siguiente del cierre total empezaron a llegar matrículas de forma masiva a nuestros cursos online. Duplicamos la demanda en un mes», explicó Ángel Gallego, de Aspasia. Su grupo, especializado en formación para el empleo, se encontró con el gran reto de ajustar la organización a una avalancha de alumnos. «Detrás de cada crisis siempre hay oportunidades», defendió. Eso sí, también advirtió que más allá de lo coyuntural, las integraciones, fusiones o adquisiciones que protagonizan muchas empresas suponen un choque cultural que debe gestionarse con cuidado. «Hablamos de personas. Hay que detectar las claves, ser transparentes y vencer el miedo a la incertidumbre», remarcó.
La visión legal, prevenir antes que reaccionar
Desde el punto de vista jurídico, los hechos extraordinarios pueden marcar la diferencia entre la continuidad de una compañía o su desaparición. «El asesoramiento preventivo siempre es más eficaz y más barato que el reactivo», subrayó David Guerras. El abogado de Garrigues insistió en la necesidad de implicar a expertos de forma temprana en operaciones de compraventa, integraciones y otros procesos complejos. «Muchas veces las empresas buscan soluciones demasiado tarde y eso reduce enormemente el margen de actuación. Incluso hemos visto operaciones frustradas en fases muy avanzadas, con gran inversión de tiempo y dinero», subrayó.
Uno de los puntos que generó debate fue si estas herramientas y planes de contingencia son exclusivos para las compañías de gran tamaño. «Todas las empresas tienen necesidad de asesoramiento, independientemente de su dimensión», defendió Murganti. La diferencia, apuntó, es que ganar tamaño facilita el acceso a productos más sofisticados y a un abanico más amplio de servicios. «Para una micropyme es más difícil asumir los costes de un asesoramiento especializado, pero eso no significa que pueda prescindir de él. Los riesgos existen para todas. La diferencia está en el nivel de cobertura y en los recursos disponibles para afrontarlos», añadió. En ese punto, David Guerras apuntó que «las empresas de Castilla y León son en su mayoría pymes y familiares, y muchas veces no cuentan con la cultura de planificar escenarios adversos cuando son las que más deberían apoyarse en asesoramiento y herramientas que les permitan crecer y anticiparse a situaciones extraordinarias».
La cultura del seguro, entre la reticencia y la confianza
El debate también puso sobre la mesa la reticencia cultural que existe en el sur de Europa hacia los seguros. «Nunca queremos pensar que nos va a pasar algo malo. Alejar la idea del riesgo va en nuestro ADN, mientras que en países los países nórdicos o en Inglaterra tienen asegurado hasta el último detalle», señaló Murganti.
Alanís coincidió y compartió un ejemplo, el seguro de responsabilidad directiva, «una cobertura que antes no teníamos en mente y que ahora considero clave para cualquier empresa, aunque sea pequeña. Te da tranquilidad en un entorno de gran inseguridad jurídica», informó. El problema, coincidieron los participantes, es que el desconocimiento hace que muchas empresas no contemplen este tipo de protecciones. «Muchas veces ni siquiera se planifica algo tan básico como la sucesión en caso de incapacidad o fallecimiento del empresario. Y eso ocurre también en grandes compañías», remarcó Guerras.
También se habló de la dificultad que tienen muchas empresas para dedicar tiempo a planificar escenarios extraordinarios. «El día a día nos come y nos impide ver más allá de la gestión inmediata», reconocieron los ponentes. Esa falta de previsión se refleja incluso en aspectos tan básicos como la sucesión empresarial o la delegación de facultades en caso de incapacidad temporal del directivo. «Cuesta mucho afrontar estos temas, porque a nadie le gusta pensar que puede enfermar o que algo puede salir mal, pero es precisamente ahí donde radica el riesgo», insistió el de Garrigues.
Además, se subrayó la necesidad de un cambio cultural en torno a la gestión del riesgo. En España, recordaron, todavía predomina la idea de que «los empresarios ni se enferman ni fallecen», lo que genera un vacío peligroso cuando se enfrentan a lo inesperado. «A veces nos miran como si llegáramos de otro planeta al hablar de seguros, pero nuestro papel no es transmitir miedo, sino mostrar que existen herramientas que pueden ser estratégicas y convivir con otras más tradicionales», explicó Murganti.
Otras amenazas, los ciberataques y el cambio climático
En el mundo actual, hay otro tipo de amenazas que crecen cada día. «Nosotros tenemos pánico a un ciberataque. Puede paralizar aeropuertos de medio mundo y suponer el principio del fin de una compañía», reconoció Alanís. Por eso, Global Exchange cuenta ya con un comité y un equipo de 20 personas dedicadas en exclusiva a ciberseguridad.
Otro frente que deben cubrir las empresas es el cambio climático y la inteligencia artificial, que están generando modelos de aseguramiento específicos. «Diseñamos nuevos productos porque había riesgos que no eran asegurables hasta ahora», explicó Murganti, que afirmó que la industria aseguradora está en plena transformación. «Es fundamental contar con un asesoramiento especializado, porque si no, los errores los vas a terminar pagando. Hay que saber anticiparse, poner los problemas ante la mesa y dejarse asesorar», señaló el director general de Aspasia.
El cierre de la mesa estuvo marcado por la idea de que el conocimiento compartido es la mejor herramienta para afrontar lo extraordinario. «No podemos crecer si no escuchamos vuestro punto de vista», agradeció Murganti a los empresarios presentes. Éstos coincidieron en que los riesgos operacionales —a menudo invisibles en el día a día— deben empezar a considerarse parte de la gestión estratégica. Y que los seguros y herramientas financieras no deben verse como una carga, sino como palancas que dan estabilidad y confianza. «Detrás de cada empresa hay empleados, familias y una sociedad que depende de que esa actividad siga funcionando. Si podemos aplacar ciertos riesgos y transformarlos en capital, estaremos ayudando a que todo continúe», resumió Murganti.
En lo que todos coincidieron fue en señalar es que ninguna empresa está sola en ese camino. La alta dirección necesita rodearse de aliados jurídicos, aseguradores, financieros y tecnológicos que aporten experiencia y visión. Porque hasta lo que pueda parecer más improbable, puede acabar sucediendo.