El Sagrado Corazón de Jesús deslumbra con color y devoción en Villasarracino
En intersecciones clave y frente a edificios históricos, se elevaron altares sencillos y muy cuidados
La tradicional Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, celebrada cada año una semana después del Corpus Christi, volvió a convertir el domingo festivo en una explosión de arte efímero y recogimiento comunitario. Las alfombras florales y los altares distribuidos por el casco urbano fueron, un año más, el eje central de la celebración y el principal reclamo de vecinos y visitantes.
Desde primeras horas de la mañana, la plaza Mayor y las callejuelas adyacentes se transformaron en un extenso pasillo de diseños geométricos y motivos religiosos. Sobre una base de arena teñida de rojo vivo, amarillo, verde y negro, se trazaron cuadrados y bandas que recrean coronas de espinas, corazones y guirnaldas de flores.
En intersecciones clave y frente a edificios históricos, se elevaron altares sencillos y muy cuidados. Un altar destacado, instalado ante una fachada de ladrillo y piedra, lucía un mantel blanco con puntilla sobre faldilla roja. En su centro, la imagen del Sagrado Corazón de Jesús ocupaba el lugar principal. Al caer la tarde, el repicar de campanas marcó el inicio de la procesión. Un grupo de vecinos avanzó con paso firme por la calle alfombrada, llevando sobre andas la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Cuatro hombres sujetaron las vigas de madera enriquecidas con pequeños escudos pintados, mientras la estatua, vestida con manto carmesí y aureola dorada, se alzaba sobre un pedestal nube. Al fondo, la fachada de ladrillo mostraba dos grandes arcos y un escudo heráldico que reza Villasarracino, realzando el contraste con los vivos colores del tapiz.
Detrás de las andas, varios fieles portaron un palio blanco adornado con motivos florales y filigranas doradas.
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