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Palencia

Los restos de los antiguos poblados de Aguilar emergen por el bajo nivel del pantano

Las ruinas del puente de la desaparecida Villanueva del Río Pisuerga se convierten en los años de sequía en un gran atractivo turístico

Nuria Estalayo

Aguilar

Domingo, 24 de julio 2022

El puente de Villanueva del Río ya muestra parte de sus cinco ojos. Cuando este puente comienza a emerger, empiezan a sonar las alarmas por el bajo nivel del embalse de Aguilar de Campoo, y más aún este verano, que todavía no ha llegado a su ecuador y está siendo tan caluroso.

Según se puede ver en la página de la Confederación Hidrográfica del Duero, el porcentaje embalsado se sitúa en el 25,3% (el más bajo de la cuenca). Esto supone un volumen de 62,45 hectómetros cúbicos, cuando cuenta con una capacidad de 247, que se extiende por 1.620 hectáreas, buena parte de las cuales actualmente ya no están sumergidas.

El nivel baja y las trazas de las viejas edificaciones van brotando. Y no solo en Villanueva, también en las antiguas poblaciones de Cenera de Zalima, Frontada y Quitanilla de la Berzosa, que fueron también anegadas por el embalse aguilarense en el año 1963.

La escasez de agua preocupa, pero ofrece a los visitantes la posibilidad de contemplar los fascinantes vestigios llenos de belleza, hechizo, misterio y nostalgia que la retirada de las aguas va dejando al descubierto. Son los curiosos restos, de trazado sinuoso, que recuerdan que estas tierras estuvieron habitadas y que albergaron viviendas, calles, huertas y también iglesias.

Y aunque Villanueva del Río pudo salvar su templo –la ermita románica de San Juan Bautista que aquí se erigía fue desmontada, trasladada a Palencia y reconstruida en el parque Huerta Guadián, donde puede visitarse– en otros casos no fue así. Frontada conserva su iglesia de San Andrés en su ubicación original, ya que las aguas nunca llegaron a sumergirla, al igual que la iglesia de San Martín de Quintanilla la Berzosa, que se alza junto a su necrópolis. Pero la iglesia de Santa Eugenia de Cenera de Zalima, sí fue condenada a la inmersión. En el año 2017 fueron recuperadas varias de sus bases, columnas y también capiteles por parte de la Confederación del Duero, sin que se haya dado a conocer el lugar en el que se conservan ahora estos restos.

Sin embargo, lo que sí se conoce bien es la ubicación del puente de Villanueva, que cuando vuelve a surgir se convierte en un gran reclamo tanto para turistas como para los habitantes de la comarca. Todos ellos se sienten atraídos por esta construcción cada año más dañada, pero que sigue conservando un gran encanto.

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