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«Deberíamos plantearnos si queremos un románico que sea Patrimonio de la Humanidad o un románico patrimonio de la electricidad». La frase es de José ... María Pérez 'Peridis' e invita a reflexionar sobre la forma en que se está llevando a cabo la transición energética en territorios de alto valor paisajístico, cultural y patrimonial como la Montaña Palentina.
Esta comarca de la Cordillera Cantábrica es uno de los territorios con mayor biodiversidad y mayor concentración de arte románico de Europa, lo que obliga a replantearse si se quiere convertir este paraíso «en un enorme polígono industrial», sostiene Tito Linaje, presidente de la Mesa Eólica de la Montaña Palentina (MEMP), una plataforma formada por una veintena de organizaciones y casi un centenar de socios creada para parar proyectos de energías renovables que provocarían un enorme impacto y atentarían contra el actual desarrollo sostenible de esta comarca. «Durante décadas se ha hecho un enorme trabajo para potenciar el turismo sostenible, no destructivo, que estaba funcionando», sostiene Linaje, que no entiende el interés en destruir ahora todo el camino andado en el desarrollo de la Montaña Palentina con proyectos que, además, no van a tener retorno ni beneficio alguno, ya que no van a generar riqueza ni empleo en el territorio donde pretenden instalarse. «De salir adelante, sería la mayor regresión ambiental que ha sufrido esta zona», afirma el presidente de la Mesa Eólica.
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Se refiere a cinco proyectos, dos eólicos (Rubagón y Pisuerga) y tres fotovoltaicos (Cillamayor I, Callisto y Europa), que solicitaron instalarse en la comarca en diciembre de 2021 y que afectarían a los municipios de Aguilar de Campoo, Salinas de Pisuerga, Cervera de Pisuerga, Barruelo de Santullán y Brañosera, en la provincia de Palencia. De salir adelante, estos proyectos ocuparán una superficie equivalente a 200 campos de fútbol, en pleno corazón del románico palentino, rodeados por cinco espacios naturales protegidos y en coincidencia geográfica con el Geoparque Mundial Unesco Las Loras, el único de Castilla y León y uno de los 17 que hay en toda España, cuya futura viabilidad puede verse comprometida por iniciativas de este tipo.
Actualmente, los dos proyectos eólicos han obtenido Declaración de Impacto Ambiental negativa por parte de la Junta de Castilla y León, pero los tres fotovoltaicos han superado favorablemente este trámite. Esto, según el portavoz de la Mesa Eólica, podría volver a abrir la puerta a los proyectos que de momento se han parado y a otros más «mastodónticos», porque lo que se proyecta ahora «es solo la punta del iceberg» y, una vez que el suelo pase de ser rústico a industrial, la batalla estará perdida. «Si construyen los parques fotovoltaicos, se abrirá de nuevo la puerta a los eólicos y será mucho más fácil desarrollarlos una vez cambiados los usos del suelo», sostiene el presidente de la MEMP.
En cualquier caso, y pensando solo en los tres polígonos solares que se instalarán sobre una superficie de 144,6 hectáreas ocupadas por 208.797 paneles, el impacto ya sería «dramático». No por su tamaño, porque no son «gigantes» ya que el espacio es limitado, pero sí porque «cambiarían el paisaje de forma brutal», afirma Linaje, que insiste en el impacto crítico y de gran magnitud visual sobre el románico y la Etapa 8 del Camino Olvidado de Santiago, así como las tremendas afectaciones a cinco espacios naturales protegidos (un parque natural, dos paisajes protegidos y dos monumentos naturales).
Sin olvidar que estos proyectos conllevan implícita la construcción de una nueva subestación eléctrica en Cillamayor, infraestructura que servirá para que otras muchas instalaciones focalicen aquí su producción. Esto supondrá, según esta plataforma, que en un futuro cercano, junto a los límites del Parque Natural de la Montaña Palentina y en uno de los valles de mayor concentración de arte románico, proliferen las torres de alta tensión y los tendidos eléctricos, alterando irremediablemente los valores por los que la comarca es conocida y reconocida.
«Sabemos que es urgente hacer una transición energética hacia un modelo basado en renovables, pero debe ser socialmente justa y respetuosa con las personas, la biodiversidad y el paisaje», afirma Linaje, que, como el resto de integrantes de la plataforma, defiende las renovables como única alternativa a los combustibles fósiles, pero ejecutadas de una forma eficiente e inteligente, cerca de los sitios donde se va a consumir, fomentando el autoconsumo, y en sitios degradados, polígonos industriales o en los tejados de los edificios públicos, por ejemplo. Pero nunca donde supongan una regresión ambiental, patrimonial y cultural como la que atenta ahora contra la Montaña Palentina, sabiendo que la energía producida ni siquiera se va a consumir en este territorio, «por lo que no tiene ningún tipo de interés para la zona». Es más, por su singularidad, su riqueza natural y cultural, la Montaña Palentina es un espacio sumamente sensible, incompatible con este tipo de iniciativas, sostienen desde la Mesa Eólica.
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