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A finales de julio volvieron a abrirse las puertas del convento cisterciense y desde entonces no han parado de llegar turistas hasta Ribas de Campos. ... En agosto, más de 400 visitantes disfrutaron del monasterio de Santa Cruz de la Zarza, después de llevar cerrado a los turistas más de dos años entre la pandemia y la obra de restauración llevada a cabo por la Junta de Castilla y León, que ha ascendido a 300.000 euros. Con esta intervención de la institución regional, se han podido arreglar las cubiertas del templo (nave principal, nave del Evangelio, crucero, cabecera, sacristía y sala capitular), muy dañadas por el tiempo y el abandono, además de cerrarse los vanos para evitar que las aves ensucien y estropeen el interior de la nave.
También se ha restaurado el claustro del monasterio, concretamente en la zona de la excavación arqueológica realizada en el verano de 2019 en las galerías este y norte del antiguo patio. El proceso de arreglo de este templo, cuya fundación se atribuye al Conde Ansúrez en el 922 y que es Monumento Histórico Artístico desde 1931, se inició con la limpieza y desescombro del monumento, continuó con la reconstrucción de la torre en 2017 y la excavación del claustro justo antes de la irrupción de la covid, en 2019. Además, los entornos del monasterio fueron rehabilitados recientemente por la Diputación para dotar al monumento de un paseo peatonal.
Más allá de todas estas mejoras, han vuelto a casa dos columnas y un capitel de la sala capitular del templo de Santa Cruz de la Zarza, que fueron robadas en 2003. Las piezas arquitectónicas del siglo XIII son de 1,20 metros de piedra de fuste liso, mientras que el capitel doble (del mismo siglo) tiene decoración vegetal. Fueron recuperadas meses después del robo por la Guardia Civil, después de que fueran abandonadas por los ladrones en un terreno próximo al Monasterio.
La Diócesis de Palencia, propietaria del monasterio de Santa Cruz de la Zarza –se lo ha cedido al Ayuntamiento de la localidad durante un plazo de treinta años– ha custodiado las piezas robadas en el Museo Diocesano desde que se recuperaran en octubre de 2003. «Enviamos un escrito a la Diócesis para solicitar que volvieran esas piezas al monasterio y saber si era posible», señala el alcalde de Ribas de Campos, Julio Martínez. No hubo problema por parte del Obispado de Palencia y, a la vez que se llevaba a cabo la obra de restauración de la Junta, volvieron a su lugar estos fragmentos tan añorados. «Es un gusto volver a ver la sala capitular con las dos columnas y el capitel», reconoce el primer edil, que se encarga de abrir el monasterio y atender a las visitas.
«Aquí lo enseño 'a la carta', aunque sí que procuro saber el día previo si hay visitas, para poder organizarme», reconoce, ya que solo se encarga él de este cometido. «La gente viene con muchas ganas de ver el monasterio y todos los arreglos que se han hecho», agrega Julio Martínez, que hace unos días enseñó el templo a una excursión de la Fundación Santa María la Real y a un grupo de Bilbao.
La Junta, el Obispado y el Ayuntamiento de Ribas de Campos han mantenido una reunión para estudiar cómo llevar a cabo la limpieza del interior de Santa Cruz de la Zarza, que está lleno de cajones con piedras, encontradas tras la restauración del claustro. «Podemos hacer visitas, pero actividades culturales dentro del monasterio, aún no», advierte el alcalde, quien agrega que el problema de seguir adelante con las mejoras es la falta de financiación.
El templo fue protagonista de un prolongado vericueto judicial que llegó hasta Estrasburgo. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó en diciembre de 2016 al Estado español a una indemnización récord de 615.600 euros por no haber protegido el derecho a la propiedad de la Sociedad Anónima del Ucieza en su litigio con la Diócesis de Palencia por la propiedad del monasterio. Esta empresa compró en 1979 una finca de regadío en la que había unos bienes religiosos, una iglesia, una sacristía y una sala capitular que formaron parte de un antiguo monasterio de la orden Premostratense, vendidos en el siglo XIX tras la desamortización. En 1994, el Obispado de Palencia los inscribió como propios en el registro, lo que provocó el inicio del litigio en 1996.
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