«El espíritu religioso caracteriza a la mejor literatura, aunque les pese a muchos»
«La jerarquía eclesiástica no tiene que someterse a los esquemas de la ideología dominante», señala el autor, natural de Fuentes de Nava
Residente en Madrid desde hace casi sesenta años, ciudad en la que estudió Teología en la Universidad Pontificia Comillas y, posteriormente, Ciencias de la Información ... en la Universidad Complutense, el sacerdote y escritor Miguel de Santiago (Fuentes de Nava, 76 años), quien ha ejercido el ministerio clerical durante 51 años en el ámbito de los medios de comunicación (prensa, radio y televisión, tribunas que simultaneó durante tres décadas), sigue apegado a su tierra natal, que visita con mucha frecuencia. Y, aunque lleva jubilado diez años, continúa dando rienda suelta a su creación literaria. Este autor prolífico, quien atesora diez libros de poesía, tres de ellos de poemas en prosa; siete antologías líricas, diez biografías de diverso calado y una docena de ensayos, se sumerge en una obra reposada y personal y en el periodismo diario pegado a la actualidad. De Santiago presentó recientemente en Palencia sus últimas publicaciones: 'La música en el alma' y 'Salmodia en mí; el eco de tu voz', un acto en el que estuvo acompañado por la catedrática de Literatura Carmen Casado Linarejos.
–Recientemente, ha sumado dos libros más a su obra literaria. ¿No se le agota la creación poética?
–Soy de los que pienso que no hay que escribir muchos libros de poesía, sino que debe tenerse claro qué se quiere decir y cómo expresarlo. Y, en la medida de lo posible, no repetirse. Aunque suele decirse que un poeta siempre está escribiendo el mismo libro a lo largo de su vida, porque son el mismo sentimiento y la misma emoción los que le tocan el alma impulsándole a escribir.
–¿Su obra magna es el recopilatorio 'El camino del alma hacia el amor; obra poética y comentarios' (2013)?
–Ese libro, de seiscientas páginas de gran formato y letra pequeña y apretada, reúne mis primeros seis poemarios, algunos de ellos con galardones internacionales, acompañados de un amplísimo estudio literario-teológico. Después de un silencio poético volví nuevamente al verso con otro libro, 'Contemplar para orar con la naturaleza'. Y, al considerar que ya había dicho todo en verso, quise abordar el poema en prosa con 'Hojas de otoño', y lo he continuado con los dos de reciente aparición.
–Haga una sinopsis de 'La música en el alma', uno de esos dos últimos poemarios.
–Contiene cuarenta y cinco poemas en prosa, inspirados en grandes obras musicales. Es una edición muy original, que permite gozar de la belleza de tres bellas artes: los textos literarios, los cuadros expresionistas de Pilar de la Fuente que ilustran cada uno de ellos, dejando abierta la interpretación de quien contempla, escucha o lee, y un código QR, que remite a vídeos con las mejores interpretaciones musicales de esas sinfonías y obras polifónicas.
«León XIV es un hombre prudente que no se precipita y discierne antes de decidir»
–¿Hasta qué extremos la música le ha influido en su tránsito?
–Siempre me ha interesado la música clásica y he gozado con ella. De ahí que este libro haga una propuesta, tras el arrebato que me provoca la belleza extasiada de las grandes obras de música clásica, de acercamiento a lo más profundo de nuestro ser. Recuerdo que el papa Benedicto XVI decía que la música nos lleva a encontrarnos con el misterio de la belleza infinita de un modo más vivo y verdadero de lo que podrían hacernos sentir muchas homilías.
–¿Y qué nos revela 'Salmodia en mí: el eco de tu voz'?
–También son poemas en prosa. Esta obra viene a ser como un eco o una lectura personal del libro bíblico de los salmos, que, como dice San Ambrosio, tienen belleza y doctrina. En cierto modo, los temas vienen dados. Abordo todos, los ciento cincuenta, y los agrupo según la temática: acción de gracias, alabanza, peregrinación, lamentación, súplica confiada, penitenciales, de imprecación, mesiánicos, sapienciales… El Concilio Vaticano II los llama 'tesoros admirables de oración'.
–¿Qué ha significado la escritura en la vida de Miguel de Santiago como sacerdote?
–Ya he celebrado mis bodas de oro sacerdotales y, también, con la profesión de periodista. Después de la licenciatura en Teología en la Universidad Pontificia Comillas, me licencié en Ciencias de la Información y me he dedicado a la evangelización desde la cultura y a penetrar nuestra cultura con los valores religiosos y trascendentes. O sea, que toda mi vida ha estado implicada con el espíritu religioso, que, aunque a muchos les pese en nuestros días, es lo que ha caracterizado a nuestra mejor literatura: desde Berceo y los clásicos del Siglo de Oro hasta bien entrado el siglo XX.
«Celebré ya mis bodas de oro sacerdotales y de periodista y me dedico a evangelizar desde la cultura»
–En el ejercicio del sacerdocio, ¿cuáles han sido prioridades?
–Toda mi vida sacerdotal ha estado orientada hacia los medios de comunicación social: como redactor jefe del semanario 'Ecclesia', como director adjunto del programa 'Últimas preguntas', de TVE, y como colaborador fijo de Cope. Al mismo tiempo, he colaborado en algunas parroquias de la capital madrileña.
–¿La jerarquía eclesiástica ha logrado ya caminar en paralelo a la sociedad?
–La jerarquía eclesiástica tiene que acompañar la existencia de cuantos componen la sociedad, pero eso no significa que tenga que someterse a los esquemas de la ideología dominante. El papel de los jerarcas, como tú los llamas, es triple: enseñar, regir y santificar. Aunque las enseñanzas contenidas en las Sagradas Escrituras y la secular tradición de la Iglesia vayan a contrapelo de los criterios de la sociedad presente. La propuesta cristiana no tiene por qué ser acomodaticia; se acepta libremente.
–¿Qué opinión le merece la elección del nuevo Papa, León XIV?
–Los cardenales electores actúan libre y responsablemente. Hemos podido ver cómo no se guiaron por las cábalas o intereses que aireaban los medios de comunicación social. Han elegido al papa que necesita este tiempo nuestro: conocedor de mundos diversos, también de varios idiomas, experimentado rector de toda una orden religiosa después de una escucha atenta, intelectual con ideas muy claras, hombre prudente que no se precipita y discierne antes de decidir, talante sencillo sin afectación que transmite cercanía y sinceridad. Creo que pondrá serenidad y ayudará a la necesaria unidad en lo esencial de la doctrina y vida de la Iglesia.
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