Sin rastro de la osa despeñada y su cría cuando se cumple un mes de la encarnizada pelea con un macho

Días después el cadáver del macho fue hallado por los servicios de búsqueda y se comprobó que la osa se había refugiado en el interior de una cueva, en la que también se pudo observar a los pocos días la presencia del osezno mediante un sistema de cámaras telescópicas.

Pero desde aquellas primeras imágenes, captadas el 10 de junio, nada se sabe de los dos animales, a pesar de los continuos trabajos de vigilancia y de los múltiples sistemas utilizados para detectar su localización. Según han confirmado fuentes de la Fundación Oso Pardo, que colabora junto a los servicios de Medio Ambiente de la administación autonómica, en las labores de búsqueda, «no hay ningún indicio que pueda decirnos si la osa está viva o ha muerto. Cualquier cosa que se diga sería especular y esto no puede hacerse con un caso tan serio».

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Los integrantes de los equipos de vigilancia, que utilizan todo tipo de dispositivos, como telescopios, drones o incluso cámaras con infrarrojos no han detectado por el momento ningún indicio de la presencia de ambos animales, ni en el exterior, que se controla continuamente, ni en el interior de la cueva, en la que hay instalados diferentes sistemas de cámaras y que incluso ha sido revisada con un dron especial, destinado a la labores de espeleología, derrumbes y emergencias.

La orografía de la cueva, repleta de galerías, cavidades y pozos de gran longitud, así como el peligro que supone una osa herida, dificultan enormemente las labores de búsqueda.