Adiós a Eugenio Gero, el 'coleguita' de los famosos
Trabajó durante quince años en la revista 'Hola', conoció a ilustres como Paul McCartney o Jack Nicholson y falleció el 22 de julio a los 72 años
Apartado del 'glamour' y de la fama que le envolvió durante quince años como reportero de la revista 'Hola', catecismo en las peluquerías e incunable ... para los programas del corazón. Así ha vivido en los últimos treinta años en su Becerril natal, alternando la residencia con la capital palentina. Y así ha fallecido Eugenio Gero Trancho a los 72 años, casi ya en los 73, lejos de esos personajes del papel 'couché' de verdad, de los artistas con mayúsculas a los que entrevistó y de cuyo trabajo contaba curiosas anécdotas.
Estudió Periodismo en Madrid, compartió aula con Fernando Trueba y Antonio Resines, y muy pronto empezó a codearse con personalidades del cine como Roman Polanski, Warren Beatty, Robert de Niro, Martin Scorsese, Jerry Lewis, Robert Redford, Paul Newman, Jeremy Irons o Jack Nicholson, con quien aseguraba haber estado tomando cervezas por París.
Conoció personalmente a Kirk Douglas y a su hijo. Cuando Michael Douglas vino a España a promocionar 'La joya del Nilo', Eugenio Gero contaba que estuvo cenando con él y con el director de la Fox. Unos años más tarde vino Kirk Douglas cuando promocionaba la biografía que había escrito sobre su vida, 'El hijo del trapero', y Gero fue al Ritz a hacerle la entrevista. «Cuando le enseñé una foto que tenía de su hijo y yo juntos, empezamos a hablar y la conversación se alargó mucho más de lo previsto», decía en conversaciones y entrevistas a los palentinos con los que conversaba.
En sus primeros años de 'retiro' en Palencia, adonde optó por regresar para cuidar de sus padres, no pasaba inadvertido sobre todo por su atuendo, ese abrigo con lomos de astracán en invierno y su bastón con cabeza de animal de plata, o en verano conduciendo su clásico descapotable atravesando los Cuatro Cantones o aparcado frente a la iglesia de Santa María de Becerril de Campos.
Los últimos treinta años los vivió en su Becerril natal, en las antípodas de los grandes artistas a los que pudo entrevistar
También conoció a músicos como Sting, Paul McCartney, Elton John, Bryan Ferry… Y en España, a Miguel Bosé, del que hablaba maravillas, y a Julio Iglesias, que no le caía precisamente muy simpático.
Pero decía que no echaba en falta ese mundo, que se había readaptado bien a Palencia y a Becerril, a cuyos vecinos quiso homenajear en 2009 con una exposición de 155 fotografías sobre personajes del pueblo, a esas vidas anónimas y entrañables lejos del famoseo, a esas personas anónimas que no han salido del campo, que han visto a los 50 años por primera vez el mar, que no saben lo que es el caviar o el buen champán, muchos de ellos sus quintos del 52.
Noctámbulo, bohemio, educado, elegante, Eugenio Gero despertaba filias y fobias. Se ha marchado de forma muy discreta. Falleció el pasado día 22 y sus familiares y amigos más cercanos le despidieron el día 24 con una misa en Becerril, en cuya casa han lucido juntas banderas de distintas comunidades autónomas y países, signo de que Eugenio Gero quería expresar lo importante que es tener apertura de miras.
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