Aguilar, con sabores de repostería

Se mezcla harina de trigo, aceite de oliva, vino blanco, azúcar, huevos, un poco de orujo y bicarbonato. Se enrolla la masa en una caña, se fríe en aceite muy caliente de girasol, para que conserve todo su sabor, y el resultado, las virutas. Este es el producto estrella de la repostería Montesori, que desde el valle leonés de Sabero se ha desplazado hasta Aguilar para participar, junto con el resto de los 27 comerciantes, en la Feria del Dulce que se celebra este fin de semana en la localidad norteña. En este mismo puesto se pueden encontrar otros productos artesanos «que hacían las abuelas», según señala Montesori Fernández, que ha dado a sus productos el nombre de aquellas mujeres que le enseñaron sus recetas, como los Sequillos Adelina y las Pastas Norinas.

No es la primera vez que estos dulces de la vecina León están presentes en la feria aguilarense, Montesori forma parte de ese 60% de artesanos que han querido repetir en esta sexta edición. «A mi marido es a la única feria que le puedo traer. Nos encanta Aguilar, la plaza, el pueblo, el entorno...», asegura Fernández, a quien su madre le dio como nombre de pila (Montesori) el apellido de origen italiano que usa asimismo como marca comercial. La repostera leonesa subraya además que en Aguilar está muy a gusto porque en la feria se cuidan «todos los detalles» y, además, «me va bien».

Elaboración de rosquillas

Se combinan los huevos con el azúcar, la leche, el aceite, el anís, el limón y la harina. Tras amasarlo bien, se da forma circular con un hueco en el interior; es el momento de freír las rosquillas. Así, frente a la gran sartén y con la espumadera en la mano, se puede ver en la Plaza de España a Zuriñe Osa, quien, además de ofrecer los variados productos Mañeko (magdalenas, coco, pasteles, tartas, bizcochos...) llegados de Vizcaya, también se da cita con los más pequeños en las dos tardes de sábado y domingo para enseñarles a elaborar el más exitoso de sus productos, las rosquillas. Repite este año porque «queremos promocionar nuestros productos y esta feria nos gusta». Sin embargo, la mañana del sábado reconocía Zuriñe Osa que hacía mucho calor y la gente no se estaba acercando mucho a las casetas.

De huerto y lumbre son las mermeladas que Teresa Reymundo trae de la localidad burgalesa de Espinosa de los Monteros. Comenta que los cítricos son los más demandados, pues son las mermeladas de naranja, limón y pomelo las que más se venden. Aunque otras variedades se pueden encontrar en esta caseta, como las mermeladas tradicionales u otras para acompañar carnes y pescados, como las de tomate, pimiento y cebolla. Esta última, elaborada solo con el tipo horcal, autóctona de las provincias de Burgos y Palencia. Reymundo es la primera vez que presenta su mercancía en la feria aguilarense. «La descubrimos en el calendario de ferias de Castilla y León, y quisimos venir», explica la artesana, que aseguraba que la feria tiene «muy buena pinta» y había empezado con buenas ventas.

Empanada y quesada

Desde la cántabra Solares, el Horno Goimar ofrece pan, empanada, quesada, sobaos y una gran variedad de repostería, como sus tartas de chocolate, chocolate con queso o solo de queso, junto con la de manzana y los típicos productos cántabros, la quesada y los sobaos. Y se completa el mercado con una gran variedad y calidad de productos (galletas, orujos, turrones, miel, hojaldres, garrapiñadas, gominolas, regalices), todos artesanos.

Este año la feria que cuenta con un presupuesto de 3.000 euros, tiene una programación más extensa, donde la música, las jotas y los cánticos están presentes. Como novedad se ha introducido embutidos con azúcares, y se han vuelto a retomar los concursos de artesanos.