«Como Fernando Alonso, he gastado una de mis vidas»

«He entendido el significado exacto de la palabra terrorismo. He sentido un terror total, muchísimo miedo. Como Fernando Alonso, creo que he gastado una de mis vidas». El palentino Alberto Narganes, de 37 años y residente desde hace cuatro en Las Palmas, donde trabaja como funcionario, no olvidará fácilmente este martes, día en que la barbarie terrorista ha golpeado de nuevo en el corazón de Europa, con explosiones en el aeropuerto nacional de Bruselas y en el metro de la ciudad, y un balance devastador de 34 víctimas mortales y 200 heridos, de los que cuatro son españoles. «Se me han venido a la cabeza las imágenes del 11-M, creí que iba a morir», apunta aún conmocionado este palentino.

«He pasado unos días de vacaciones con amigos en Bélgica, recorriendo Brujas, Gante, Amberes, Bruselas... Me hospedada en Mechelen, a unos 25 kilómetros de Bruselas, y este lunes iba a volar ya para España, pero cuando llegué al aeropuerto de Bruselas había huelga de controladores aéreos franceses y cancelaron mi vuelo. Me dieron plaza para volar este martes al aeropuerto de Tenerife Sur desde Charleroi. Cuando iba en tren camino del aeropuerto, he recibido el primer 'whatsapp' de mis amigos, que estaban en el aeropuerto de Bruselas y volaban a Valencia, diciéndome que había habido allí un atentado. No sabía qué hacer, si continuar o no en el tren, pero poco después una italiana ha empezado a decir que había habido un atentado en el metro y al llegar a la estación central de Bruselas, han subido dos militares con ametralladoras y nos han hecho bajar», relata Alberto Narganes, que a partir de ese momento ha vivido momentos difíciles de borrar de su memoria.

«Nos han sacado a los andenes, con las mochilas fuera, y nos han cacheado, ha pasado un perro detector de explosivos muy rápido y una mujer ha empezado a gritar. La Policía, con las pistolas en la mano, nos han dicho que corriéramos hasta el final de la estación. Ahí me vinieron a la cabeza las imágenes del 11-M», explica Alberto Narganes, que pudo subir al tren después de que la Policía comprobara que los gritos de la mujer no se debían a otro posible atentado. «El tren siguió hasta la estación de Charleroi Sur, y al bajar no había autobuses que nos llevaran al aeropuerto. Hemos cogido un taxi entre seis personas pero solo nos ha podido dejar a cuatro kilómetros del aeropuerto, porque paraban a todos los coches y los registraban con perros. Hemos seguido caminando y nos han parado a nosotros también, cuando hemos llegado no pensaba que pudiera volar a Tenerife ni por asomo, pero al final ha podido despegar el avión y he podido llegar a Tenerife», apostilla este palentino de 37 años, que sobre las 21:30 horas de este martes estaba a la espera de embarcar rumbo a Las Palmas y llegar a su casa. «No he comido nada en todo el día, pero solo tengo ganas de irme a la cama», concluye.