

Secciones
Servicios
Destacamos
Hay muchas veces en las que las apariencias engañan, en que las cosas no son como parecen. Pero, muchas otras, sí que es cierto que ... el hábito viste a un monje y que si el pajarraco que vemos grazna como un pato, camina como un pato y se comporta como un pato, seguramente es un pato. Donde menos suelen engañar las apariencias es en política, en los escándalos que envuelven a los políticos. El rumor, la nubecilla, el soplo de aire frío, siempre acaba la tormenta. El mecanismo es tan aburrido, tantas veces repetido.... Mentira, bulo, conspiración, falsedades…, ya saben, excusas que siempre acaban con el corrupto con el culo al aire. Aunque no les importa mucho que les veamos el trasero.
Parece que le ha llegado el turno al gobierno de Sánchez. Pese a los desmentidos, la cosa tiene mala pinta. Koldo,Begoña Gómez, Ábalos, Aldama, las filtraciones de la fiscalía… Todo viejo, todo mil veces visto. Tantas veces hemos pasado por esto que uno bien podría preguntarse si es imposible encontrar un gobierno que no caiga en la podredumbre; si el ejercicio de la política obligatoriamente conlleva el latrocinio y la mentira. Preguntarse si, en fin, esto de la democracia no es un camelo, como sostienen todos esos profetas de la catástrofe que aseguran que todos los políticos son iguales: unos jetas y chorizos. Pero no es cierto. Caerá Sánchez como antes cayó Rajoy y Zapatero y Aznar y González. La democracia es imperfecta, como nosotros, pero es lo único que nos puede salvar, mantenernos lejos de los adoradores de la muerte, como llamaba Nietzsche a esas almas negras.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.