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Interior del hospital Río Hortega. Alberto Mingueza
Vidas breves

Viajes siderales

«En los hospitales hay un motor interno que no para, como esos robots que por la noche recorren los pasillos con ropa para la lavandería»

Teresa Sanz Nieto

Valladolid

Lunes, 28 de julio 2025, 06:56

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A las cinco de una tarde de julio las aceras arden, pero en el Río Hortega no existen las estaciones. Las puertas giratorias te arrojan ... a un vestíbulo que podría ser el de una estación de tren, si fueras con maleta, o el de un centro comercial, si tuvieras algo que comprar. Allí todos llevamos en la mano un mapa con instrucciones claras: 'sala xxx, nivel x'. Después del aturdimiento inicial, cada cual elige un camino, como si participáramos en una silenciosa prueba de orientación, y temiéramos que se nos pasara la estación correcta. Es un ambiente extraño y a la vez, todos –o casi todos– sabemos dónde ir; seguimos un cauce invisible, sorteando aduanas que nos van compartimentando a nosotros y a nuestros problemas, que a veces son rutinarios y otras veces trágicos. Con todo ello, en los hospitales hay un motor interno que no para, como esos robots que por la noche recorren los pasillos con ropa para la lavandería.

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