El 'síndrome de Mañueco'
La aventura humana ·
«La tierra quemada como política solaz y desahogada constituye la constatación de que la Vaciada es también la España Vacilada»Las sociedades primigenias elegían a sus líderes a lo bestia. No existía un sistema de votación reglado; más bien emergía un liderazgo subyacente que tenía ... como base la seguridad del asentamiento tribal. El macho alfa abatía bestias e invasores, y la eficiencia de sus pugnas le otorgaba la prevalencia. Esta forma de ejercer el poder se extendió durante milenios, a lo que se sumaron la garantía del suministro de alimentos y la conquista de nuevos territorios. Los emperadores eran recibidos en loor por el pueblo tras una victoria en la que ellos mismos empuñaban la espada. Pero, con el paso del tiempo, comenzaron a atrincherarse a salvo en el palacio, para que fuesen otros quienes arriesgaran sus vidas.
Con el advenimiento de la democracia moderna, y concretamente la española, la distancia entre el líder y el pueblo se agrandó… mucho más. De hecho, ambos bandos viven realidades antagónicas. Y es en este punto en el que el ciudadano de a pie se preguntará para qué sirven sus privilegiados dirigentes si ya no preservan siquiera la seguridad de la aldea y la continuidad alimenticia.
Sucedió que durante la tragedia de la Sierra de la Culebra el jefe territorial no pudo apearse de la cuadriga devenida en haiga por miedo a ser ajusticiado por el pueblo. Mañueco es solo un síntoma más de una larga lista que crece desbocada. La tierra quemada como política solaz y desahogada constituye la constatación de que la Vaciada es también la España Vacilada. Un territorio que se vacía porque la gente solo tiene en mente el sexo que, al parecer, se oferta a raudales en la ciudad, según sostiene el vicepresidente Gallardo, un alienígena que ha venido a divertirse al hormiguero. El tiempo proyecta que la búsqueda del bien común es pura quimera.
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