Sabemos que es difícil hacer pronósticos acertados, aunque los necesitamos, porque algunas certezas resultan vitales. Sin la regularidad de los ciclos, en ausencia total de ... correlaciones o causalidades previsibles, nuestra vida devendría precaria. Gracias a que ciertas rutinas nos sostienen por inercia, podemos desenvolvernos en un sistema estructurado. Así, por ejemplo, tras la primera semana de transición en septiembre, siempre toca volver al cole. Sea cual sea el significado para cada quién de esa frase, qué importante es asumir el eterno retorno de todos a la educación, cuando cada vez compartimos menos creencias indiscutidas.
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Gran parte de las convicciones culturales las aprendemos en la escuela. Maestras y maestros son personas clave en nuestra formación personal. Gracias a su oficio aprendemos a leer, a escribir, a contar y a razonar. También a levantar la mano para pedir la palabra, a realizar nuestras tareas solos o en equipo, a llegar puntuales y a guardar silencio cuando corresponde. Virtudes cotidianas, tan valoradas en el mundo laboral que sería una buena inversión de tiempo repasarlas de vez en cuando, en lugar de tanto coaching ridículo.
La lógica de vuelta al cole no se debería perder nunca, para seguir adquiriendo conocimientos a lo largo de toda la vida. No sólo en las etapas primeras de formación, durante el crecimiento de la persona, la niñez y la adolescencia. Esa base imprescindible debería se complementada día a día con nuevos saberes, habilidades y talentos precisos para el desempeño profesional o privado. Podemos practicar este aprendizaje por cauces formales (la Universidad y otros centros) o mediante una curiosidad proyectada sobre cuestiones teóricas y prácticas.
Quienes se esfuerzan por incrementar sus capacidades, prosperan y superan grandes dificultades en el largo plazo. Constatamos que lo importante de verdad es adquirir conocimiento, habilidades y competencias. Y si pensamos en el futuro, al fin, ofrecer a hijas e hijos la mejor educación posible. Por eso, debemos sentirnos muy orgullosos de poder hacerlo en Castilla y León, donde contamos con un sistema educativo de primer nivel (a la altura de Suiza, Corea del Sur, Finlandia). Los sucesivos consejeros y la actual consejera son responsables de ello.
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El Gobierno regional invierte convencido en esta área, sin reparos. La vuelta al cole cuesta lo suyo a las familias y a la Junta, pero si creen que la educación es cara, prueben a no tenerla. Eso sí lleva a la ruina a las personas y a los países. No descuidemos el presupuesto en educación, ni dejemos de considerar su prioridad número uno el personal, las mujeres y los hombres que deben instruir a niños y jóvenes, cuidando ese futuro. Su vocación es esencial, oro puro de esta tierra.
El estatuto del profesorado se vincula directamente con la calidad del sistema. Si se seleccionan los mejores, se les motiva, incentiva y reconoce en función de su desempeño, todo irá bien. Los fallos en el reclutamiento, las condiciones de trabajo o retribuciones deterioran el buen funcionamiento. Un cuerpo docente satisfecho dará lo mejor de sí, luego atraer y retener su talento es condición necesaria del éxito educativo. Más importante es tener buenos equipos de docentes que clubes de fútbol en primera división, créanme.
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Por eso, las noticias de este verano sobre los resultados de las oposiciones para cubrir plazas de profesorado en nuestra Comunidad Autónoma deberían preocuparnos. Especialmente, las vacantes en algunas especialidades clave (matemáticas, lengua), justo aquellas valoradas en los informes internacionales que sitúan nuestro sistema educativo regional en los puestos más altos. Proteger ese pódium ha de seguir siendo el primer objetivo de la Junta, en Castilla y, claro está, también en León. Cualquier tendencia de 'huida' o 'fuga de cerebros' a otras comunidades habría de ser contrarrestada inmediatamente.
Más allá de las nueve provincias, en varias regiones los resultados educativos son pésimos, así que tal vez también debería hacer algo al respecto el Gobierno de España. Las grandes cuestiones educativas parecen abandonadas en su enfoque nacional, sin relevancia o interés para los gestores ministeriales. Va siendo hora de que se planteen volver al cole.
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