Lo privado
La carta del director ·
«En la contratación de Viñarás, lo que Casado había deshecho en julio con dinero de todos sus afiliados, Mañueco lo rehizo en noviembre con el de todos los castellanos y leoneses a través de los fondos del parlamento autonómico»La Nochebuena nos trajo una noticia política de Susana Escribano que desató borrascas en el seno del PP autonómico. Pedro Viñarás, gerente del partido durante ... décadas y apartado por la dirección nacional hace unos meses, ya al borde de su jubilación –salida por la que le pagó una indemnización de 70.000 euros–, ha sido contratado por el grupo parlamentario de Las Cortes de Castilla y León a razón de 5.200 euros brutos mensuales. El protagonista, que no quería abandonar esa responsabilidad en María de Molina, acordó una solución pactada de su contrato, pero no amistosa. Fruto de lo cual sucede lo que contó la periodista: el enésimo conflicto entre el PP de Mañueco y el de Casado. Lo que Casado había deshecho en julio con dinero de todos sus afiliados, Mañueco lo rehizo en noviembre con el de todos los castellanos y leoneses a través de los fondos del parlamento autonómico.
Más allá de otras consideraciones de tipo ético y estético, incluso de tipo político y práctico, pues creo que Mañueco, presidente popular y de la comunidad, no tiene necesidad de salir en los papeles ante sus compañeros –incluso sus propios consejeros o socios de gobierno– por cosas como esta, me interesa detenerme en la reflexión que sobre el asunto hizo su portavoz. Raúl de la Hoz, como el propio Viñarás, consideran que ese puesto y sus honorarios pertenecen al ámbito privado, en este caso del grupo parlamentario, que como todo el mundo sabe tiene entidad económica y jurídica propia, aunque sufragada al completo por presupuestos de la institución. Por eso, según su parecer, no debería ser de interés público. Me interesa porque alerta de un error de concepto recurrente entre bastantes de nuestros representantes, es verdad que en este caso con un especial calado. Aquí ocurre, aunque a distinta escala y por causas muy dispares, parecido a lo que hace unas semanas hacía reaccionar al alcalde de Valladolid, Óscar Puente, cuando rechazaba dar explicaciones sobre sus vacaciones porque eran su vida privada. Sus vacaciones pertenecen al ámbito de su privacidad, claro, pero si las disfruta con un empresario que es amigo suyo y que contrata con el Ayuntamiento que preside, y además se suscita la duda de que pudieran no ser unas vacaciones pagadas por el propio alcalde, sino por el amigo –cosa que nadie ha podido demostrar por ahora, por cierto–, eso que sigue siendo privado seguramente exija una rápida aclaración a la opinión pública. El episodio quedó desinflado en nada, se veía a la legua, pero el primer edil de Valladolid lo fió todo a la confianza de la gente y al tramposo argumento de ser un hecho privado. Son peajes del cargo público en democracia, exponerse a la fiscalización constante de la sociedad. Lo saben de sobra Puente, De la Hoz, Mañueco y Viñarás.
Lo de este último es más grave, de mayor calado, como decía al principio de la carta, pues se llega a plantear que el grupo parlamentario es algo así como una empresa privada. Pero ni remotamente, oiga. De hecho, en el 99,99% de las empresas privadas ese tipo de cosas, quién es contratado, para qué y en qué condiciones salariales, son datos muchísimo más transparentes que en los grupos parlamentarios. De largo. Esa supuesta empresa no tiene accionistas, no se puede comprar ni vender y solo tiene una fuente de ingresos –dinero público– que se decide además porque sí, no en función de unos presupuestos sometidos al estrés de la competencia del mercado... Si es como una empresa privada, ¿qué opina el comité de empresa? En fin, es un completo dislate, más aún en estos momentos de grandes sacrificios para muchos ciudadanos, destinar 5.200 euros mensuales del dinero de los castellanos y leoneses a Viñarás para que le ofrezca 'asesoramiento estratégico' a Mañueco. Se mire por donde se mire. Pero peor aún es comprobar que cierta clase política sigue haciendo juegos de trileros como privilegiada por una bula que le concede el derecho de practicarlos con descaro: esto es privado, esto no interesa a nadie, así que nada que contar. Por favor.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión