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Paco el Bajo espera un Azarías

En esta Castilla de señoritos y siervos todo tiene un límite. Llevamos ya decenas de años de elites extractivas. Elites que viven al lado del poder y que mediante conciertos y subvenciones han extraído el oro líquido de esta tierra

Francisco Igea

Valladolid

Viernes, 27 de junio 2025, 21:48

Azarías era un niño en el cuerpo de un anciano. Con su boina y su sempiterna sonrisa, babeante y bobalicona, paseaba con su grajo al ... hombro. Era una milana «milana bonita». Inútil para las tareas le despidieron porque pelaba las pitorras con las manos orinadas. Su cuñado Paco era el cabeza de familia. El listo de una humilde familia de cachicanes. Servía al señorito Iván los días de caza. Le recogía las piezas y las husmeaba si era preciso. Paco se humillaba delante del señorito y sus amigos. Un aciago día Paco se tronzo la pierna y le pidió a Azarías que le sustituyera en las tareas de la caza con el señorito. Azarías no necesitaba gran cosa. Solo su milana. El señorito tuvo mal día, no pudo disparar un solo tiro decente, así que cuando la grajilla de Azarías se acercó volando, se echo la escopeta a la cara y le descerrajo un tiro. Hasta Azarías tuvo un límite. Subido a lo alto de la encina le echo un lazo al cuello y allí lo dejo colgado. Iván no volvería a cazar

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