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P. L.

¡Me muero de ganas!

CRÓNICA DEL MANICOMIO ·

«Una y otra vez me venía a la cabeza un temor en el que pocos parecían reparar. Entre aquellos cientos de personas que ordenadamente llenaban la Abadía de Westminster, seguro que más de una estaba a punto de reventar»

Fernando Colina

Valladolid

Viernes, 30 de septiembre 2022, 00:03

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Siguiendo por televisión las exequias de la extinta Isabel II de Inglaterra, llegué a pensar que más que un entierro o una parada solemne ... y concienzudamente programada era una performance improvisada. Era tal el fasto de trajes y uniformes que hacía olvidar el origen funerario del acto. Se nos dice que estamos en el siglo de la imagen y que vivimos aturdidos y absortos entre fotos y videos, pero hay que relativizar mucho los cambios sociales. El suntuoso espectáculo de disfraces, con cierto tufo trasnochado, del que fuimos espectadores hace unas semanas, da sopas con honda a la orgía imaginaria que disfrutan los usuarios de TikTok, Instagram o Tinder. Ese día asistimos como espectadores turulatos a una ostentación visual arrolladora que poco tiene que ver con lo que normalmente vemos en las pantallas, que se han erigido en el nuevo paisaje de la modernidad.

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