Inmigrantes subidos a la valla de Melilla. J. B. de Avellaneda

La otredad de indígenas, campesinos e inmigrantes:¿quiénes son los 'bárbaros' de hoy?

«Hubo una época en que la 'occidentalización forzosa' imponía la fe y la apropiación de territorios sin contemplaciones»

Luis Díaz Viana

Valladolid

Sábado, 13 de septiembre 2025, 08:17

Cuando se empezó a hablar de las gentes 'descubiertas' al otro lado del océano, hubo quienes las identificaron con 'bárbaros' y 'paganos'. Este último nombre ... procede de la denominación que –en el Mundo Antiguo– recibían quienes, en el campo, o más concretamente montes y bosques, adoraban y rendían homenaje a sus dioses. Y será por esto que, cuando los europeos lleguen al Nuevo Mundo, predicadores y cronistas tiendan a equiparar a los antiguos idólatras con los nuevos. La 'invención etnográfic'» posterior estaba servida. ¿Por qué indígenas y campesinos no eran vistos como 'nosotros' y deberían ser reeducados hasta que se nos parecieran lo más posible? Por una serie de motivos que los convierte en hipotéticos 'salvajes de acá y de allá': viven habitualmente en el campo, lejos del 'mundo civilizado', que es el 'nuestro'; son, por su cercanía a la naturaleza y a lo 'salvaje', sospechosos de mantenerse al margen de la religión y las leyes propias de la gente civilizada; viven de la agricultura y del pastoreo, como hacían nuestros ancestros; suelen conservar creencias, prácticas y rituales de otros tiempos; se empecinan –a veces– en seguir viviendo de esa manera sin sumarse a un supuesto y único progreso tecnológico e industrial.

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En resumidas cuentas, se complacerían en su atraso, resistiéndose a cambiar de condiciones y formas de vida. Por lo que, si no hay manera de traerlos al progreso de la 'sociedad actual', resultarían prescindibles. Que tuvieran alma o no y fueran o no personas, con ser esencial, tampoco confería igualdad plena a los desconocidos recién descubiertos ni a 'nuestros salvajes' de aquí. A pesar de que predominó tal actitud durante siglos, la visión occidental de los 'salvajes de allí' no siempre –y en todo– fue tan insoportablemente eurocéntrica. Como han explicado Graeber y Wengrow, hubo europeos, principalmente pertenecientes a ciertas órdenes religiosas, tales las de los jesuitas o dominicos, que reconocieron en pueblos del Nuevo Mundo la persistencia de costumbres y organizaciones sociales consideradas por ellos como deseables: una suerte de utopías hechas realidad que podían perfeccionarse sin tener que recurrir a transformar a los pertenecientes a aquellas sociedades en unos europeos más.

Pues hubo una época en que la 'occidentalización forzosa' imponía la fe y la apropiación de territorios sin contemplaciones. El modelo –sobre todo– de algunas tribus del Norte de América propiciaría, en este sentido, que la posibilidad de organizarse socialmente de otro modo penetrara en el pensamiento de los filósofos, puesto que había ejemplos vivos de ello. Y es que tales sacerdotes y frailes utópicos habían descubierto y descrito determinados pueblos que, sin ser absolutamente ideales en sus comportamientos, se basaban en la organización de comunidades más igualitarias y respetuosas con los otros miembros de las mismas que las sociedades europeas.

Dichos religiosos escribieron obras que demostraban, con la descripción de las mencionadas tribus, cómo otra sociedad y otro mundo eran posibles. E influyeron decisivamente en que ciertos pensadores occidentales del llamado Siglo de las Luces abrazaran, entre otros objetivos, la 'igualdad' como meta, lo que hasta entonces no había sido un principio que rigiera –por lo común– las sociedades europeas, construidas sobre una estructura u orden claro de señores y súbditos. Por todo ello, presentamos la propuesta de reflexionar y debatir en torno a los Derechos Humanos, hoy, a partir de lo tratado en la Controversia de Valladolid, los próximos días 25 y 26 de septiembre en la UVa, desde una perspectiva antropológica, histórica y jurídica. Porque también es una realidad que, aun habiendo sido la 'invención etnográfica' –arriba señalada– una estrategia para ocupar territorios, dominar pueblos y reconvertir a 'los otros' en lo más parecido a 'nosotros', no resulta menos verdad que –en la actualidad– campesinos, indígenas e inmigrantes pueden llegar a ser los mismos; y, en cuanto 'otros', sentirse mirados con desdén –si no con desprecio–; o verse estigmatizados y desposeídos respecto a los derechos inherentes a su condición humana.

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