Un gran legado para los españoles
«La celebración del aniversario en el Congreso de los Diputados y en el Palacio Real por los 50 años del comienzo de la nueva etapa histórica en que la democracia volvió a España fue espléndida»
Medio siglo, 50 años, es mucho tiempo en la vida de una persona, y bastante para una sociedad. En medio siglo puede pasar y pasa de todo.
La celebración del aniversario en el Congreso de los Diputados y en el Palacio Real por los 50 años del comienzo de la nueva etapa histórica en que la democracia volvió a España fue espléndida. Un orgullo para quienes, aunque muy jóvenes, vivimos aquel momento. Y una excelente muestra del gran legado social y político que este medio siglo deja a las nuevas generaciones de españoles.
Los breves discursos que se pronunciaron el 21 de noviembre en el Palacio Real fueron magníficos, tanto el del rey Felipe VI como los de los premiados con la distinción del Toisón de Oro. Concedida, por su servicio a la sociedad y contribución a la consolidación de la democracia, a los dos ponentes o padres de la Constitución del 78 todavía vivos, Miguel Herrero de Miñón y Miquel Roca, y a Felipe Gonzalez.
Felipe VI habló del «respeto mutuo» que se tuvieron los políticos de la época, representantes de la pluralidad ideológica, como algo «revolucionario». Con una actitud constructiva, voluntad de concordia, diálogo, negociación, consenso, altura de miras y cesión por parte de todos, hicieron «una elección pragmática, pero también profundamente moral». Mirar ahora hacia ese periodo «puede servirnos, no para idealizarlo, sino para recordar su método». La Transición fue una obra colectiva que quedó plasmada en la Constitución de 1978. Gracias a aquel trabajo, España ha disfrutado por primera vez en su Historia durante medio siglo ininterrumpido de un conjunto de cuatro grandes y necesarios logros: paz, libertad democrática, avances sociales y prosperidad económica. «Ese espíritu, el de la Transición, el del entendimiento, sigue siendo la base más firma sobre la que seguir construyendo el futuro de España», concluyó el Rey.
Miquel Roca afirmó que el homenaje a la Transición y a los padres de la Constitución es en realidad el homenaje a «toda una generación que se comprometió con la causa de la libertad y la democracia». La sociedad española había evolucionado mucho, quería libertad sin ira y cambio, modernidad. «Pero hoy la Transición no puede ser sólo un recuerdo, porque si se trata de transitar, transitamos siempre». Miguel Herrero dijo que «tenemos todos el permanente deber de conservar y perfeccionar» nuestra democracia.
Felipe González reflexionó sobre «la gran cuestión histórica de España» desde su origen como nación, que no es otra que «la de la convivencia entre los españoles». El problema no es España como tal, el problema está «entre nosotros». Y sólo puede haber una solución aceptable si se considera «la paz civil como valor supremo». «Entender esto fue la grandeza de la Transición». «La confrontación como principio es dañina para todos los pueblos, pero ha demostrado serlo en su grado más extremo para el nuestro». «El cometido más importante que tenemos los españoles es preservar a toda costa la paz civil». Lo que ocurrió hace un siglo, «que nunca más se vuelva a repetir».
La insigne Orden del Toisón de Oro es una de las órdenes de caballería más antiguas y prestigiosas de Europa. Más antigua aún que Don Quijote. Hace 50 años una generación de españoles fue quijotesca y pragmática al mismo tiempo, y tuvo éxito. Espero que las nuevas generaciones elijan y mejoren ese camino. El legado sigue aquí para conocerlo y compartirlo.