El granizo, un fenómeno devastador y fascinante que puede provocar apagones
«La infraestructura crítica no está exenta de riesgos. Las líneas eléctricas y los equipos asociados pueden dañarse»
El granizo, aunque poco frecuente, es un fenómeno meteorológico que puede causar estragos significativos en cuestión de minutos. Sus impactos afectan tanto a las infraestructuras ... urbanas como a las áreas rurales, generando pérdidas económicas considerables y alterando la vida cotidiana.
Este «hidrometeoro» es especialmente temido por su capacidad para dañar edificaciones y vehículos. Los techos, en particular aquellos construidos con materiales frágiles como tejas de baja calidad, pueden sufrir perforaciones o fracturas bajo el impacto de las piedras de hielo. Los canalones de plástico también son vulnerables, y en tormentas severas, las piedras más grandes, del tamaño de pelotas de ping-pong o mayores, pueden atravesar las cubiertas. Los automóviles dejados al aire libre se arriesgan a abolladuras, parabrisas rotos y daños en la carrocería. Aunque los seguros suelen cubrir parte de los destrozos, los eventos extremos pueden superar las capacidades de las pólizas, por lo que conviene resguardar el coche si hay un aviso (además de tener un buen seguro).
En las zonas rurales, el granizo es una amenaza para la agricultura y la ganadería. Cultivos como el maíz y el trigo, y las frutas y hortalizas, son particularmente vulnerables. Las piedras de granizo perforan hojas, rompen frutos y destruyen tallos, reduciendo los rendimientos y la calidad de los productos. Además, las heridas en las plantas facilitan la entrada de hongos y otras enfermedades, agravando las pérdidas. En regiones como Aragón y Murcia, en España, la recurrencia histórica del granizo ha llevado al abandono de algunas tierras. El ganado también sufre durante estas tormentas. Las piedras de granizo pueden herir a los animales, especialmente en sistemas de ganadería extensiva donde no hay refugio inmediato. Estas lesiones, afectan la productividad y el bienestar de los animales, generando pérdidas para los ganaderos.
Apagones provocados por granizo
La infraestructura crítica no está exenta de riesgos. Las líneas eléctricas y los equipos asociados pueden dañarse, provocando apagones. El granizo severo puede interrumpir el transporte: los aeropuertos retrasan o cancelan vuelos debido a las condiciones peligrosas, y las carreteras se vuelven intransitables por la acumulación de hielo, que representa un riesgo para los conductores debido a su superficie resbaladiza.
La formación del granizo es un fenómeno atmosférico fascinante que ocurre en nubes de tipo cumulonimbo, caracterizadas por su gran espesor (hasta diez kilómetros) y alto contenido de agua líquida. Estas nubes, con temperaturas bajo cero en sus niveles superiores, son el escenario de un proceso dinámico impulsado por corrientes de aire intensas.
El ciclo comienza con pequeñas gotitas de agua que, sorprendentemente, permanecen líquidas a temperaturas bajo cero, un estado conocido como «sobreenfriamiento». Estas gotitas necesitan un núcleo de condensación —como una partícula de sal, polvo o aerosol— para iniciar la congelación. Una vez congeladas, estas partículas heladas chocan con otras gotitas o vapor de agua, que se adhieren y congelan, aumentando el tamaño del granizo.
Dentro de la nube, las corrientes ascendentes y descendentes crean una «montaña rusa» atmosférica. Las partículas de granizo suben y bajan repetidamente, pasando por regiones de diferentes temperaturas y niveles de humedad. Durante este proceso, una energía llamada calor latente se libera al congelarse el agua, lo que facilita que más gotitas se adhieran, mientras que las capas externas del granizo se endurecen. Este ciclo, que puede durar más de treinta minutos, da lugar a una estructura característica en capas, similar a una cebolla, con alternancia de zonas claras y opacas debido a burbujas de aire atrapadas.
El granizo cae al suelo cuando su peso supera la fuerza de las corrientes ascendentes. Durante su descenso, puede seguir creciendo al capturar más agua, aunque también se derrite parcialmente al atravesar capas de aire más cálido, por encima de los cero grados. El resultado es un proyectil de hielo capaz de causar daños considerables.
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