La emersión de Tudanca

¿Por qué sus señorías han debatido esto en este momento? Porque estaba en el pacto de Ciudadanos con el PP. Ciudadanos ya lo propuso en la anterior legislatura, para que Fuentes diese el sí quiero a la continuidad de Juan Vicente Herrera cuatro años más en la Presidencia; hubo un amago de poner en marcha la reforma del Estatuto de Autonomía y encargaron al entonces vicepresidente, José Antonio de Santiago, –hoy condenado al ostracismo político en un plácido sillón de la oposición municipal vallisoletana–, que redactase un borrador. Pero Fuentes y los suyos cogieron celos del vicepresidente, que les elevó el listón reformista, y lo de suprimir los aforamientos quedó en el limbo.

Ahora, cuatro años después, vuelta la burra al trigo y nuevo intento. Pero con lo que no contaban Fuentes, Igea y Mañueco era con que Tudanca, secretario regional socialista (que no líder por voluntad propia), iba a despertar del autoletargo para amargarles la juerga institucional. ¡La campaña de imagen que se habrían pegado igenianos y fuentistas de haberse empezado a tramitar esta semana la reforma del Estatuto! Incluso los mañuequistas habrían sacado pecho. Tres años nos habrían tenido los tres sectores de la mayoría parlamentaria que sujeta a la Junta fardando a cuenta de la supresión de los aforamientos y no se hablaría, por ejemplo, del vaciado (y cierre) de los consultorios médicos locales de los pueblos pequeños que ha empezado a ensayar en Aliste Ciudadanos con la vergonzosa anuencia del PP.

El miércoles pasado se registró una emersión de Tudanca. Hay que recordar que el día después de las autonómicas de mayo pasado, que él ganó, el secretario regional socialista (que no líder por voluntad propia) inició una inmersión en las aguas procelosas de la oposición, no hizo amago de negociar apoyos para la investidura y poco menos que renunció a plantar cara al tándem Mañueco-Igea. Hasta el pasado miércoles, cuando decidió no hacer el caldo gordo a estos dos y a Fuentes y les dejó sin el juguetito de la supresión de los aforamientos. Les puso frente al espejo de su propio juego: puestos a reformar el Estatuto, dijo, que se reforme para más cosas, entre ellas fijar un suelo de gasto social anual. Y, claro, por ahí PP y Ciudadanos... como que no. Se salió con la suya Tudanca y demostró que no se ha olvidado de hacer oposición. Pero, entonces, ¿por qué lleva tantos meses sin hacerla? ¿Por qué pasa por parecer el 'consejero de no molestar a Mañueco'? Misterios de la política, terreno en el que hay que situar, de momento, lo que ayer dijo Tudanca ante el comité autonómico de su partido. «Tenemos que estar preparados para gobernar, para hacernos cargo de Castilla y León cuando se nos requiera», afirmó crípticamente el secretario socialista (que no líder por voluntad propia). ¿Ve elecciones autonómicas anticipadas Tudanca si Igea pierde hoy las primarias de Ciudadanos ante Inés Arrimadas? ¿Se lanzará Tudanca a una moción de censura si la heredera de Albert Rivera le pasa por encima a Igea, que quedará como un jabalí herido y, por tanto, tan imprevisible como incontrolable? El tiempo no tardará en decirnos qué sucederá.

Mientras, a cuenta de este debate ha nacido una estrella parlamentaria, Ana Carlota Amigo, portavoz de Ciudadanos. Para los anales de la Cámara queda esta pregunta que se hizo: «¿Queremos ser unos privilegiados cuando nos investiga la Justicia?». ¿Creían que lo habían oído y leído todo? No, ni mucho menos. Escucharemos y leeremos en los próximos meses reflexiones de este pelo y peores (o mejores, si hablamos de cachondeo) gracias a preguntas como la de su señoría Amigo. Esa pregunta que se hizo («¿Queremos ser unos privilegiados cuando nos investiga la Justicia?») tiene una clara respuesta: Con los 94.811 euros que cobra al año de las Cortes, no necesita esperar a que le pudiera llegar a investigar la Justicia para considerarse una privilegiada.

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