Sumar y Podemos, en la endogamia
La animadversión personal amenaza ya con arruinar la credibilidad del proyecto que pueda presentarse a los electores de manera conjunta
Las complicadas negociaciones que mantienen la vicepresidenta Yolanda Díaz con la dirección de Podemos para configurar la candidatura de Sumar, en las que concurren los intereses en juego de una quincena de formaciones de distinto peso, están condicionadas por el plazo que vence este viernes para poder registrar coaliciones ante las elecciones generales del 23J. Es obvio que cuando Pedro Sánchez optó por adelantar los comicios, uno de los efectos que inducía la convocatoria era la presión sobre Díaz e Ione Belarra para cerrar en diez días, tras el fiasco del 28M, lo que no fue posible en el año y medio transcurrido desde que la dirigente gallega comenzó a proyectar Sumar públicamente. Pero aunque no existiera en el calendario la espada de Damocles de este viernes, las partes llamadas a pactar deberían resolver cuanto antes una disyuntiva en la que la animadversión personal amenaza ya con arruinar la credibilidad del proyecto que pueda presentarse a los electores de manera conjunta. Unas cuitas endogámicas que, más allá de la cuota de responsabilidad de cada cual, se sitúan muy al margen de las preocupaciones de una ciudadanía citada a votar en pleno verano por el presidente del Gobierno del que siguen formando parte Díaz y Podemos.