La Caixa regresa: estabilidad y coste
La vuelta de la entidad de Isidro Fainé reconoce los esfuerzos del Gobierno de Pedro Sánchez por pasar la página del fallido proceso independentista
El regreso de la sede social de la Fundación La Caixa a Barcelona es la consecuencia del cambio de ciclo en Cataluña. Un síntoma de la recuperación de la normalidad bajo el Gobierno del socialista Salvador Illa. Y de estabilidad ocho años después del fin del 'procés' que promovió el secesionismo con una consulta avalada por la Generalitat, liderada entonces por Carles Puigdemont. La vuelta de la entidad de Isidro Fainé, que se añade al retorno del Sabadell, reconoce los esfuerzos del Gobierno de Pedro Sánchez por pasar la página del fallido proceso independentista. Por cerrar la profunda brecha abierta en aquella crisis institucional, a pesar del alto coste de algunas cesiones de Sánchez al independentismo. En particular, al partido de Puigdemont que le sustenta, como la ley de amnistía y la financiación 'singular'. La última es la delegación del control de la inmigración por exigencias de Junts, que parece más volcada en sublimar la catalanidad que en la gestión. La transferencia, además de inestabilidad, puede hacer el caldo gordo a la extrema derecha al revivir el discurso etnicista. Si se aprueba, le tocará administrarla a Illa bajo la presión de Junts y los ultras de Aliança Catalana.
