Que Dios nos salve
«Dominic Cummings es una versión calva de Rasputín»
En política, las verdades infalibles de toda la vida suelen cambiar sin aviso en el tiempo que dura un parpadeo. Lo que estaba escrito en ... piedra hace solo unos meses ya no es más que un recuerdo distante que nuestros líderes nos animan a olvidar. Durante la campaña del referéndum del 'brexit', el argumento principal de los 'brexiteers', los ingleses a favor de la salida del Reino Unido de la UE, era que nosotros, los británicos, no queríamos ser gobernados por una gente no elegida.
La prensa es principalmente antieuropea y partidaria de ese plan mal concebido de convertir nuestra tierra, cosmopolita y bien conectada con el continente, en una isla aislada y solitaria en medio del Atlántico del Norte. Siempre han pintado a los comisarios de Bruselas como una camarilla de diabólicos todopoderosos, ignorando el hecho de que los de la Comisión de la Unión de Europa son elegidos por nuestros políticos (a quien hemos votado). Prefieren presentarles como una peña de mandones, que nunca han recibido ni un voto del pueblo en todas sus vidas, dedicados a quitarnos nuestra libertad, subyugándonos con ideas raritas que van en contra de Dios y el estado de derecho, bla, bla, bla…
Usando esos argumentos, Boris Johnson ganó las últimas elecciones, justo antes de la Navidad, y ya es el primer ministro. Pero parece que, nada más ocupar la residencia del número de 10 Downing Street, ha cogido las opiniones de sus seguidores sobre los no elegidos, y las ha tirado directamente a la basura –Boris es así–. De repente, dejar todo el poder del gobierno de Su Majestad en las manos de un tipejo que nunca ha recibido ni un voto está muy bien visto.
El consejero Dominic Cummings es una versión calva de Rasputín. Estéticamente, lo suyo es el look de los sintecho, evidentemente inspirado en la ropa de los miles de pobres que ya duermen en las calles, gracias a la política de austeridad del partido conservador. Sin embargo, en realidad es de la elite ultra privilegiada y graduado de la universidad de Oxford. Actualmente, está dirigiendo la lucha en contra del coronavirus, poniendo en práctica sus locas ideas sobre la eugenesia, esas bobadas de la «inmunidad del rebaño» que, hasta ahora, ha dejado más que 60.000 muertos. Además de inepto, es arrogante y no obedece las reglas del confinamiento. No importa porque Boris no va a despedirle. Dice que le necesitamos. ¡Para llevarnos fuera de Europa! Si su catastrófica incompetencia en la pandemia es una pista, que Dios nos salve.
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