Sócrates
«El ciudadano crítico debe mostrar sus discrepancias con la industria del fango…»
En proporción inversa, los campos pierden su verdor mientras las terrazas aumentan sus huéspedes. La sombra ve cómo se eleva, exponencialmente, su cotización en los ... predios rústicos tanto como en los urbanos. Apoyarse en el tronco de una encina, bajo sus ramas, para contemplar el lento caminar del ganado no tiene precio. La temperatura crece en su natural autoestima estival, y nos despoja de algunas capas textiles, mientras Sorolla se convierte en nuestro psicoanalista, con sus luminosos análisis de luces y sombras. Una exploración cegadora y deslumbrante.
A escasos metros de la estatua del conde Ansúrez un camarero con porte de delantero rocoso abre juego. Como Joselu, pero de piel más bronceada. Al relance del inicio de la Eurocopa futbolera me comenta que es brasileño y que, en su país, el balompié es una religión. Quizá una filosofía, le sugiero. El gesto de su cara denota que algo le ha pillado con el paso cambiado. Le hablo de Sócrates… No hay señales de conexión. Al parecer entre sus recuerdos no están los de aquel creativo, ornamental y eficaz, jugador de la canarinha, médico también, y que falleció joven fruto de algunos excesos enológicos. Dice que le suena, aunque no muy convencido. La década de los 80 del pasado siglo aún no lo tenía empadronado en el globo terráqueo.
Es primera hora de la mañana y desisto de darle bola con el otro Sócrates aunque, la verdad (¿la verdad…?), la filosofía resulta de mayor interés que el fútbol para andar por la vida. Por fantasear que no quede: se imaginan al personal paseando la tripilla cervecera con camisetas del Real Aristóteles o del Sporting Platón… Creo que es mucho pedir. Un debate de ideas no pone tanto como un territorial.
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De regreso a la realidad toca centrarse en lo cotidiano. Regresar, si es que el tiempo de elecciones perturbó los fines y los efectos, a nuestros afectos. Si el calor calcina los campos, la burda manipulación de los instrumentos legales desintegra las instituciones básicas de una sociedad. El ciudadano crítico debe mostrar sus discrepancias con la industria del fango… O en caso contrario, asumir que forma parte del accionariado de los recalcitrantes nostálgicos de algún tipo de victimismo, aterrados por esos miedos sustentados, no pocas veces, en recuerdos inventados. Para construir un relato consolador, para hilvanar una pose…
Muchas cosas han cambiado mucho. El valor de la palabra, la importancia de los hechos. El algoritmo del lodo se ha impuesto a Sócrates. Al que repartía pases y al que, ajeno al pensamiento sanchista, quiso sustentar el bien moral en el ejercicio de la verdad.
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