Boris Johnson encaja aquí
La aventura humana ·
«Por puro pragmatismo, al menos difundiría la lengua de Shakespeare, tan útil como precaria en la comunidad»Para un primer ministro británico, con mayordomo propio antes de que tomase Downing Street, una salida airosa podría ser emigrar. Estamos necesitados de cierto glamur ... y de mano de obra, y el defenestrado 'premier' no distorsionaría nuestra pasiva política autonómica. Castilla y León necesita 45.000 trabajadores extranjeros y Johnson, un hombre-espectáculo, satisfaría al menos nuestros anhelos de divertimento, lejos del alcanfor juntero. Si las soluciones a los problemas regionales hay que aplicarles cierta dosis de audacia, por qué no fichar a publicistas involuntarios.
Los líderes van, y se alquilan. Fijémonos en Gerhard Schöeder, excanciller germano y apestado en su país a causa del haber vendido su alma a Vladímir Putin en una de sus petroleras estatales. El tándem Boris-Gerhard colocaría a la autonomía (de nuevo) en el mapa, como se aseveró cansinamente durante las funestas elecciones que alumbraron el club mixto que legisla hoy aquí. Formarían la pareja clave de un supuesto teatro de comedias.
Castilla y León se complace por su incondicional lealtad al Reino, lo que está muy bien en un acto público, pero no para reivindicar dignidad. Y adolecemos de falta de chispa. Alguien intuyó que el vice García-Gallardo iba a portar esa antorcha del entretenimiento de provincias, pero la cutrez de sus comentarios demanda rascar en el nicho del refinamiento británico. Y aquí entra en escena el narcisismo desacomplejado y rentable de Johnson. Tiene sus planes claros: que hablen de ti. Por puro pragmatismo, al menos difundiría la lengua de Shakespeare, tan útil como precaria en la comunidad. Este periodista caído en desgracia busca escenario. Que venga. Luce rubio como los ángeles de nuestras iglesias y, como no es pobre ni negro, encajaría bien en nuestros pueblos.
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