La salud de ellas
«Existe en medicina el sesgo de género, que ha costado muchas vidas a lo largo de la historia: las de ellas, claro»
Dos mil mujeres, dos mil, se hacen una mamografía que resulta dudosa y, sin saberlo, se quedan con la duda en segundo plano, sin resolver, ... en algunos casos hasta que se convierte en certeza. El alcalde de Madrid aprueba un protocolo para que las mujeres que deciden abortar sean informadas de un presunto síndrome postaborto que no tiene ningún aval científico. El ex vicepresidente de la Junta de Castilla y León presenta un protocolo antiaborto para que las mujeres escuchen el latido del feto, es decir, para que sean coaccionadas para cambiar una decisión que nunca es fácil ni indolora ni frívola. En una comunidad, por cierto, en la que cinco de sus nueve provincias no tienen un centro que practique una intervención que, más allá de la opinión o moral de cada cual, está respaldada por una ley.
Existe en medicina el sesgo de género, conocido desde hace muchos años, que lleva a infradiagnosticar enfermedades que las afectan más a ellas, o a obviar ciertos síntomas porque son cosas de mujeres. Un sesgo que a lo largo de la historia ha costado vidas. Las de ellas, claro.
Si dos mil hombres pendientes de un resultado sobre cáncer de próstata se enteraran de que la Junta de Andalucía no hizo el seguimiento correcto de sus pruebas y que ahora algunos de ellos, por eso, padecen cáncer de próstata, el presidente andaluz y su consejera no tendrían campo para correr. Si un alcalde o un vicepresidente decidieran imponerle a un hombre «información» que no desea por cuestiones morales, se la meterían por el sitio de la prueba del cáncer de próstata. Y si, para disuadirnos, no hubiera un centro donde nos intervinieran de algo aprobado por ley… Qué cojones, todos sabemos que no pasaría.
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