Cristina Llorente como Glinda, en primer término. Javier Nadal
Míster Cipriano

Una brujita de Valladolid

«Desde este mes, el nombre de una vecina mía y de tantos lectores de esta cabecera brilla con fuerza en las bambalinas capitalinas»

Alfonso Niño

Valladolid

Jueves, 30 de octubre 2025, 07:07

Conchita Velasco, como la han llamado siempre nuestros abuelos, hizo patria diciendo allá donde actuara que era una muchachita de Valladolid. Saco esto a colación ... ya que, a veces, ante el sentimiento subyugador de lo madrileño o el valor añadido que parecen dar localidades cosmopolitas, parecemos pequeñitos si hacemos gala de ser de aquí. Y si desde Barcelona se apropian de cualquier hito, efeméride o persona que tenía un tatarabuelo relacionado con la Ciudad Condal, puede que nosotros debamos enarbolar la bandera a través de los que tienen nuestro mismo origen y se precian de ello. Pero, claro, para eso es importante conocer que esos que destacan nacieron o se criaron en La Victoria, Delicias, Villa del Prado o La Rubia; que los que un día jugueteaban en el Campo Grande o Navival siendo unos críos, años después sobresalen en sus materias a nivel nacional.

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Otro de los problemas es que si los célebres no son de nuestra cuerda, les damos más palos que a otras esteras, precisamente, por ser paisanos. Algunos se lo ganan y entiendo que irá en el sueldo, pero hoy, que vengo con dos buñuelos y tres huesos de santo a escribir, estoy de buenas y voy a citar unos cuantos de los irrebatibles. Poco tengo que descubrir de Siloé, que conquistan festivales y ya tienen fechas fijadas para 2027, que parecen mi madre cuando en febrero ya tiene organizada la compra de la siguiente Navidad. También puede que tengan en mente a Sergio de Larrea, un chaval de San Agustín que emprendió el viaje al baloncesto profesional estableciéndose en Valencia, al que Scariolo le dio las llaves de la selección española y que tiene una pinta de figura a sus diecinueve años que no puede con ella. Si hiciéramos una lista no podrían faltar J. J. Vaquero, Luis Pérez y sus pinturas, Leo Harlem (aun siendo 'nacionalizado') o Patricia Conde, que se jactan de vallisoletanía siempre que es menester. Y hoy me salto a Peláez, que lo tienen ustedes muy leído y más que deberían hacerlo. Pero resulta que, aprovechando la época y las lluvias, el sábado pasado me acerqué a la muy noble y leal Villa y Corte que tenemos a doscientos kilómetros para ver el recién estrenado musical de éxito mundial 'Wicked'. Les recomiendo la excursión porque, si solo conocen la película, quedarán extasiados con el montaje teatral, a la altura de Londres o Nueva York (no es chovinismo barato. Vi la versión inglesa hace una década y nada que envidiar). El caso, y aterrizo, es que la trama trata, por si lo ignoran, de las dos brujas que daban sentido al argumento de 'El mago de Oz'. Cuenta su historia y aporta varias sorpresas con números fantásticos y de un nivel vocal extraordinario. Bueno, pues una de esas brujas, Glinda, es Cristina Llorente. Y Cristina, que tiene un bagaje descomunal en estas lides, que ya protagonizó 'El Rey León', que hizo lo propio en 'Ghost' o 'Pretty Woman' entre otras, es nuestra. Tan nuestra como los de arriba y otros que los precedieron y dieron cierto fuste a esta urbe, hoy algo gris y otoñal.

Puede que ya la conocieran y se den codazos mientras leen esto, comentando que a buenas horas viene el de la columna de los jueves a descubrir a nadie. Pero creo que hago justicia señalando que, desde este mes, el nombre de una vecina mía y de tantos lectores de esta cabecera brilla con fuerza en las bambalinas capitalinas. Además, les hago un favor con la recomendación, porque si sacan las entradas se dan un garbeo por Madrid, critican lo llena que está de absolutamente todo y lo pasarán pipa. Sólo les pido que aunque les haya chivado lo de Cristina, no canten 'Vallisoletana' al final del espectáculo pese a que se lo pida el cuerpo a modo de homenaje a la artista. Discreción.

Termino apelando a su criterio para apreciar el talento que sale de esta santa provincia. Sé que en los papeles solo resalta lo menos lucido pero, como decía aquel, no estamos tan mal. Y si desesperan, acuérdense de todos los citados en este artículo, incluida esa brujita de Valladolid.

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