El incendio de Barniedo avanza y evacúa tres localidades: «Esto es un paraíso y ahora es un infierno»
Los vecinos critican que los medios de extinción «se activan tarde» mientras que permanece activo otro foco en La Uña
El incesante paso de los helicópteros sobre el cielo de Boca de Huérgano era el reflejo de la situación que afrontan las localidades más cercanas al fuego de Barniedo, el norte de la provincia de León, a menos de setenta kilómetros de la frontera con Asturias. Cada diez minutos, las conversaciones de los residentes de Portilla de la Reina, que han tenido que pasar la noche en el polideportivo del municipio vecino tras ser evacuados este viernes, eran interrumpidas por el sonido de las aspas de los vehículos, que transportaban agua desde la zona de Riaño. El destino, los focos que han asolado durante la noche el pueblo, que han seguido por la mañana y que a lo largo del sábado también han obligado a evacuar las localidades de Llánaves y Casasuertes. «Primero fuimos a Posada de Valdeón, porque no sabíamos donde ir, hasta que nos dijeron que podíamos venir aquí. Son momentos donde pasas mucho miedo, coges lo necesario y te vas», resume Mari Cruz Compadre, vecina de la primera localidad evacuada. En total, veinte vecinos tuvieron que abandonar este viernes sus casas por la cercanía del fuego. «Lo importante son las vidas, pero el pueblo está arrasado», lamenta.
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Mientras la vida continúa en Boca de Huérgano, la columna de humo sigue levantándose imponente por el valle de Valconguero al mismo tiempo en que las alertas de Protección Civil no dejan de llegar a los móviles de las personas que se encontraban en la zona. Durante buena parte del sábado, la N-621, desde Barniedo y en dirección a Portilla, se ha tenido que cortar por seguridad y por el riesgo de este foco, uno de los dos que amenaza la zona. El panorama en los pueblos de alrededor era el de unos vecinos que hace tres años también vieron cómo ardió el monte La Rasa. Desde entonces, la ladera negra es su paisaje, a lo que se añade ahora otro incendio forestal. «Es un año más. El problema de siempre, porque este no es el primer fuego ni será el último. Los medios para extinguirlo llegan tarde o no llegan. Algunos pensamos que si el coste de los operativos y el valor de lo que se ha quemado se invirtiera en prevención habría un mayor nivel de seguridad y de protección de nuestro medio natural», explica Chus Sánchez, miembro de la Asociación de Juntas Vecinales Montaña de Riaño y Mampodre.
«Tomar una decisión desde un despacho con un desconocimiento absoluto no es lo más adecuado. Los vecinos están hartos»
Es una visión similar a la que comentaban estos días el resto de vecinos de otras zonas afectadas de la provincia, también en el sur del territorio, en el entorno de La Bañeza, que se une a la de estas personas, que también critican que los medios «se activan tarde». «Nosotros desde la asociación estamos luchando judicialmente contra la Junta de Castilla y León para la desaparición de la figura del parque regional. Entendemos que no reporta beneficio a los que vivimos aquí, solo nos da restricciones a nuestra forma de vivir. Pensamos que desde aquí seríamos más capaces de gestionar, simplemente por el conocimiento del medio, de una forma no más técnica pero sí más racional, porque sabemos lo que tenemos aquí. Tomar una decisión desde un despacho de León o de Valladolid sobre un tema puntual, con un desconocimiento absoluto, creemos que no es lo más adecuado. Los vecinos están hartos de esta situación», defiende.
Otro de los residentes evacuados de Portilla de la Reina es Chema Soberón, quien vivió de primera mano el desalojo y que posteriormente tuvo que volver hasta el pueblo para recoger un documento, algo que pudo hacer escoltado por la Guardia Civil. «El paseo hasta allí fue terrorífico, un auténtico infierno. Esto es un paraíso y ayer era un infierno. Allí, en el pueblo, con todo el humo, era infernal. Ahora solo podemos esperar aquí, no nos queda otra, afortunadamente en el pueblo las casas están bien, pero las llamas han llegado hasta las puertas», relata. Sin fuego, su municipio habría empezado ayer las fiestas de verano, una situación que también propició que hubiera más gente en la localidad. «Nosotros tenemos casa allí, vamos a quedarnos hasta que podamos volver, hacer el equipaje y volvernos, pero hay otros vecinos que ya se han ido a sus casas de León, Madrid o Valladolid».
No todo es dolor por los incendios y las llamas también dan paso a la solidaridad de los vecinos de otros municipios donde el fuego no ha afectado. Personas que arriman el hombro y echan un cable en lo que se puede sin que nadie les pida nada a cambio. «Nos organizamos para ver qué podíamos hacer para ayudar, traer comida, lo que hiciera falta a los afectados. Ahora tenemos la incertidumbre por ver si llegan más personas, o si dejan realojar a las que ya están aquí. Necesitamos saberlo cuánto antes para poder acercarnos al supermercado a comprar lo necesario antes de que cierren», comentan Darío Fernández y Silcia Teiseira, dos jóvenes que han llegado con víveres desde Cistierna.
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Conforme pasaban las horas, el sonido de los helicópteros dejaba de escucharse en Boca de Huérgano. Sobre las tres de la tarde, los residentes de Llánaves de la Reina, que habían sido evacuados poco antes, comenzaban a llegar al polideportivo, donde sus vecinos de Portilla ya habían pasado la noche. «Es un infierno, parece de película y tú solo quieres cambiar de canal», es una de sus frases para definir la situación en la que han dejado sus hogares. La columna de humo seguía inundando la zona, pero los efectivos aéreos se habían trasladado ahora hacia el foco de La Uña, recogiendo agua del embalse de Riaño para rociarlo sobe una línea de fuego que por la tarde comenzaba a descender desde el pico de Carcedo. Detrás del humo, se apreciaba cómo las llamas ya habían arrasado toda la vegetación a su paso.
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