Bruselas defiende el pacto con Trump, que amenaza con aranceles del 35% si se incumple
El presidente de EE UU advierte a la UE de que subirá las tasas si no gasta 600.000 millones en comprar bienes energéticos
La Comisión Europea se blindó este martes ante las críticas de los Estados miembro por el acuerdo comercial sellado entre Ursula von der Leyen y ... Donald Trump, firmado en los campos de golf del presidente estadounidense, que impone aranceles genéricos del 15% a todas las exportaciones comunitarias y mantiene intactas las tasas del 50% al acero y el aluminio. Las capitales han mostrado en las últimas semanas su preocupación por el impacto que este marco puede tener sobre la competitividad de la industria y por el obstáculo que supone para los esfuerzos de construir una verdadera autonomía estratégica. El Ejecutivo Von der Leyen, en cambio, mostró ayer su «sorpresa» ante los reproches e insistió que tuvo el respaldo de los Veintisiete en los contactos previos a su firma.
El portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill, se aferró a que el pacto «evita un conflicto comercial» y «aporta estabilidad», ya que ofrece a las empresas un marco claro sobre los aranceles que deben afrontar. Ahora bien, las barreras aduaneras para las compañías norteamericanas que quieran acceder al mercado europeo han sido suprimidas, lo que ha generado inquietud en las capitales por el desequilibrio que podría provocar en la competencia.
La cuestión es que el pacto comercial, que apenas ha rebajado en cinco puntos porcentuales los aranceles anunciados por Donald Trump el pasado abril, ha debilitado la posición de Ursula von der Leyen, debido a la batería de críticas que ha coseschado. El primer ministro francés, François Bayrou, calificó el acuerdo como una «sumisión» ante Washington, mientras que el ministro alemán de Economía, Lars Klingbeil, lamentó la «debilidad» de una Unión que pierde peso en la escena geopolítica. Pedro Sánchez, por su parte, expresó su respaldo al texto, aunque «sin entusiasmo».
La Comisión replicó que no corresponde defender el acuerdo «por entusiasmo», sino por razones estrictamente económicas. A su juicio, el texto responde a una lógica de negocio y evita un escenario de pérdidas mutuas –un «lose-lose», en inglés– que habría derivado en una guerra comercial con consecuencias imprevisibles.
El Ejecutivo comunitario, como era previsible, anunció la activación del procedimiento jurídico para suspender la aplicación de represalias comerciales valoradas en 93.000 millones de euros. Bruselas insiste en que esta suspensión es reversible si el acuerdo no se implementa conforme a lo pactado. En paralelo, Donald Trump se expresó en un tono similar, aunque con una intención opuesta: advirtió que si Europa no cumple con su compromiso de invertir 600.000 millones en energía –un objetivo difícil de alcanzar, dado que la UE no puede imponer compras a sus empresas privadas–, el arancel genérico escalará hasta el 35%.
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