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Indicadores económicos de Castilla y León.

La economía regional coge carrerilla

A la espera de una reducción más vigorosa del paro, el puzzle económico de Castilla y León comienza a encajar sus piezas en el ecuador de 2014, con una mayoría de indicadores en positivo

Ángel Blanco Escalona

Lunes, 22 de septiembre 2014, 13:22

El declive económico de los últimos seis años largos se detuvo en algún momento de 2013. La salida de la crisis, sin embargo, no era una puerta con luces y un cartel de instrucciones, sino más bien un pasadizo entre la maleza. En Castilla y León hay quienes lo han encontrado y quienes todavía no. «La salida de la crisis no será en forma de V, sino más bien de L», decían hace unos años los expertos para explicar que la economía no tendría una recuperación rápida, casi vertical, sino que una vez tocado fondo se arrastraría durante un periodo más o menos largo de estabilización-estancamiento, con un crecimiento más o menos plano.

Ahora podrían puntualizar que la salida de la crisis está teniendo la forma del abecedario completo. Unos países salen más ágilmente, otros menos y los hay que recaen. Unos sectores ya divisan unas cifras como las previas a la recesión y otros no levantan cabeza. Hay autonomías que van en la locomotora y las hay que no abandonan el vagón de cola. Algunas personas han encontrado un empleo... pero la mayoría, todavía no.

Castilla y León alcanzó su techo de riqueza en el año 2008, cuando el total de lo producido en la región ascendió a 56.491 millones de euros. Cinco años después, en el ejercicio pasado, el PIB autonómico tenía un valor de 53.478 millones (-5,4%). Si, como sostienen las previsiones, en 2014 la comunidad crece en el entorno del 1,4%, su economía superará los 54.200 millones de euros, más o menos como en el año 2012.

Que la economía regional ha mejorado en el último año como no lo había hecho en los seis anteriores es tan cierto como que lo ha hecho de forma heterogénea. No es lo mismo una tienda de colchones que un fabricante de piezas de automoción. Nunca le han ido las cosas igual a un ingeniero y a un albañil.

Solo hace falta echar un vistazo a tres de los principales indicadores que sirven para medir la marcha de un territorio para comprobar que la recuperación en Castilla y León no es uniforme. Uno, el crecimiento económico, progresa adecuada aunque lentamente. Otro, la recaudación de impuestos, sube con mayor vigor. El tercero, el desempleo, experimenta una reducción todavía incipiente y no del todo equilibrada.

El último dato del PIB regional parece el reflejo en un espejo del que se registraba doce meses atrás; antes en negativo y ahora, en positivo. En el segundo trimestre de 2013 la economía de Castilla y León retrocedía a un ritmo del 1,3% anual y ahora crece a esa misma tasa (una décima más que el conjunto de España) y ya lo ha hecho durante tres trimestres correlativos. Los productos que la industria vende más allá de las fronteras y la generación energética de la comunidad son, de momento, los principales pilares del cambio de tendencia.

La recaudación tributaria del Estado creció en la comunidad en el primer semestre de este año el 21,1% con respecto al mismo periodo de 2013 (hasta 1.349 millones) cuando decrecía el 16,3%. La mejoría es consecuencia del repunte de la actividad empresarial y del consumo y alcanza tanto a los ingresos por el Impuesto de la Renta sobre las Personas Físicas (IRPF), el de Sociedades, el IVA y los tributos especiales, sobre todo Hidrocarburos. La media nacional de incremento es del 6,3%.

En cuanto a los impuestos de la Junta, el año pasado (no hay datos posteriores) ingresó 501,1 millones, el 4,9% más que en 2012, lo que supuso el primer dato positivo en seis ejercicios. Fue gracias tanto a los impuestos tradicionales (principalmente sucesiones y donaciones, y transmisiones y actos jurídicos), que dejaron el 2,1% más, como a los nuevos (céntimo sanitario y residuos), que aumentaron su aportación el 28%.

Sin embargo la crisis, como les gusta decir a los políticos, no habrá terminado hasta que el paro deje de ser la lacra que aún sigue siendo. En este aspecto, juzgar si las cosas evolucionan bien, regular o mal puede resultar tan subjetivo como el cristal por el que se mira y los veredictos tan contradictorios como el día y la noche. Castilla y León tiene en la actualidad, según la EPA, 246.000 parados, que son muchos sin discusión ya que representan algo más de uno de cada cinco activos (el 21,17%). Según el Servicio Público de Empleo, los desempleados de la región suman 211.700.

Claro que hace un año había 16.300 parados registrados más, de modo que estábamos peor. Y en el momento más complicado para el empleo (EPA del I trimestre de 2013), su carencia llegó a afectar a 266.800 personas, es decir 20.000 más que en el último recuento. Si se tiene en cuenta que el conjunto de España ha pasado en ese mismo periodo de 6,27 a 5,62 millones de parados, quiere decir que la reducción nacional ha sido del 10% y la de la comunidad autónoma, no tan buena, del 8%.

Mientras unos se fijan en que Castilla y León tiene una tasa de desempleo que es más de tres puntos inferior a la del conjunto de España (24,47%) y más de trece por debajo de la autonomía de peor dato, que es Andalucía (34,74%); otros destacan que Navarra la tiene del 15,88% (el dato más bajo) y que ya más de la mitad de las comunidades autónomas nueve en concreto, presentan unas tasas de paro EPA inferiores a las de la región.

Por otra parte, se debe tener en cuenta que no todo en la bajada del paro es creación de empleo. En dos años, la comunidad ha perdido casi 35.000 activos, bien sea desanimados por la prolongada falta de trabajo; bien porque se han marchado a trabajar al extranjero o han vuelto a sus países de origen;o bien por el descenso de la población. Según los últimos datos, Castilla y León perdió 27.180 habitantes en 2013 (el 1,1%), hasta llegar a 2.492.695 ciudadanos empadronados, lo que la sitúa como la cuarta comunidad que más redujo su población, por detrás de la C. Valenciana, Aragón y Castilla-La Mancha.

En el lado de la creación de empleo, las recientes luces no están exentas de algunas sombras. Bienvenido sea que durante seis meses seguidos, desde enero, la afiliación a la Seguridad Social se haya incrementado en 37.100 personas en Castilla y León, hasta totalizar 856.900. Los perceptores de prestaciones de desempleo y pensionistas respiran un poco más aliviados desde entonces, aunque no demasiado ya que las cotizaciones que se derivan de las nuevas contrataciones no son, ni mucho menos, las que había antes de la crisis.

Bajando al detalle, todos los sectores productivos menos uno ofrecen, al cierre del segundo trimestre de 2014, mejores cifras que un año atrás. Y desde el punto de vista de los sectores demandantes de bienes y servicios, la totalidad de ellos reflejan mejores datos. Hace un año solo importaciones y exportaciones ofrecían resultados en positivo;ahora se han unido dos más (de cuatro).

El sector primario presenta un crecimiento ngativo (-3%) debido, fundamentalmente, a la comparación con el excelente 2013 (avanzaba el 5,2% doce meses atrás). La construcción, que también decrece dentro de su particular via crucis, lo hace a un ritmo más moderado que en el segundo trimestre del año anterior (-3,5%, frente a -5,9%).

Dentro del sector industrial, los productos energéticos han pasado de retroceder siete puntos porcentuales, a avanzar en igual medida;y la producción de la industria propiamente dicha, de menguar casi tres puntos, a crecer casi dos. En lo que va de 2014, Castilla y León se ha erigido como una de las comunidades donde más se ha reactivado la producción industrial, con un avance hasta el mes de julio del 7,9%, frente al 1,8% en el conjunto del país.

Ahora bien, todo dato de crecimiento incluye en sí mismo una comparación (con el mismo periodo del año anterior) y la industria regional firmó resultados tan malos en 2012 y 2013 (-2,6% y -3,3%, respectivamente), que en este caso las comparaciones no resultan odiosas, sino favorecedoras. Sin ir más lejos, entre los meses de abril y junio del año pasado, la producción del sector secundario de Castilla y León retrocedía el 10,5%.

De la buena marcha de la industria tiene buena parte de culpa además del incremento de la productividad y de la reducción de salarios y demás costes el impulso de las exportaciones. La pasada semana se conoció que las ventas de Castilla y León en el extranjero crecieron entre enero y julio el 10,2% (hasta dejar el nuevo récord en 8.069 millones), mientras en el conjunto de España se incrementaron un mucho más tenue 1,6%.

La participación de la comunidad en las exportaciones nacionales fue del 5,7%, cuando un año antes era del 5,3%. Particular mención merece la provincia de Valladolid, que en lo que va de año ha sido la que más ha contribuido de España al incremento total de las exportaciones, tras registrar un aumento del 43,3% y acaparar el 2,4%del total nacional. Un apunte: en los ocho primeros meses de 2013, Renault fabricó 25.000 unidades del Captur; en 2014 ha triplicado esa cantidad.

En los siete primeros meses del año, en Castilla y León el sector del automóvil fabricantes y empresas auxiliares cargó con el grueso del comercio exterior (39% del total exportado), seguido por el apartado de máquinas, aparatos y material eléctrico, con el 20,9%.

Sin embargo, el parón de crecimiento que están sufriendo los motores económicos de la UniónEuropea introduce un factor de incertidumbre en el futuro de las ventas al exterior, ya que las empresas de la región colocan fuera de la UE apenas el 20% de sus exportaciones y Castilla y León tiene una dependencia de la Eurozona quince puntos mayor que el conjunto de España. Urge pues buscar nuevos destinos que permitan una mayor diversificación... en un momento en que se está exarcerbando la violencia en los países árabes;Rusia ha impuesto un veto a la importación de productos europeos; y el empuje de los países emergentes ha despertado más de una duda.

En cualquier caso tampoco es cuestión de ponerse en lo peor y, entre tanto, las empresas de Castilla y León han retomado la senda de la inversión en bienes de equipo que, tras años en terreno negativo, en el primer trimestre de 2014 avanzó el 2% y en el segundo, el 1,3%.

Sin duda, las actividades que más retraso llevan en engancharse a la recuperación son las que tienen que ver con la construcción y el sector inmobiliario;no en vano en ellas estuvo el detonante de la crisis y cuando se produjo el estallido, todos los demás sectores se fueron derrumbando sobre ellas. Pero incluso en este sector puede encontrarse algún rayo de luz o brote verde. De que ya no resta como restaba dan prueba indicadores como el de venta de viviendas, el de visados de obra, o el de licitación de obra pública.

Por primera vez en 27 trimestres (desde el I de 2007), con una sola excepción (el IV de 2009) Castilla y León registró un incremento en la compraventa de viviendas entre los meses de enero y marzo de 2014. En la actividad constructora también se ha producido un hecho inédito desde el estallido de la burbuja que puede querer decir que el sector ha tocado fondo:en el primer trimestre de 2014 aumentaron los visado del obra el 17,7%, cuando en los dos últimos ejercicios habían caído por encima del 30%.

Fuera del sector residencial, la obra pública licitada en la región también se incrementó durante los seis primeros meses el 167% respecto a 2013, hasta alcanzar los 624 millones de euros. Todas las administraciones encargaron más edificaciones y obras civiles, con la central al frente, ya que sacó a concurso 445 millones con una mejora anual del 272%. La Junta contrató obras por 93,7 millones (+120%) y las administraciones locales dedicaron 85,46 millones (+19%).

En el año 2007, la comunidad llegó a tener 77.000 empresas inscritas en la Seguridad Social, su máximo histórico. En enero de 2014, cuando cesó la destrucción, habían sobrevivido 64.447, que es lo mismo que decir que había desaparecido el 16,3%. En los cinco primeros meses del ejercicio actual, el saldo neto se ha incrementado en la nada desdeñable cifra de 1.911 sociedades.

En cuanto al anhelado emprendimiento puro y duro, el que protagonizan los autónomos, también crece ininterrumpidamente desde el pasado mes de enero. La región tenía en agosto 3.492 trabajadores por cuenta propia más que al cierre del año pasado, hasta totalizar 203.985. El panorama sectorial, mientras, ha experimentado algunos cambios. Actividades tradicionales como el comercio minorista, o la agricultura están perdiendo autónomos, mientras que la hostelería se mantiene y cada vez surgen más jóvenes profesionales dedicados a distintos servicios, la informática, el diseño, etc.

Más consumo en las familias

Aumentan, tímidamente, los autónomos con empleados y también aquellos que tienen un solo cliente, lo que da pie a los sindicatos a denunciar un aumento de los falsos autónomos, o antiguos asalariados cuyas labores han sido externalizadas por las empresas y ellos, obligados a establecerse por cuenta propia para seguir desempeñando sus mismos trabajos, subcontratados.

El recurso al procedimiento concursal, por otro lado, es abrazado cada vez con menos frecuencia. En la región, en el segundo trimestre de 2013, por 106 empresas. Un año después, por 77. Más llamativa ha sido la bajada en los expedientes de regulación de empleo (ERE). De afectar a 18.409 trabajadores castellanos y leoneses en el primer semestre de 2013 ha pasado a involucrar a 7.094, lo que significa un retroceso superior al 40%. Dentro de los ERE, los despidos colectivos se han reducido aún más:de 2.396 personas a 763.

El sector servicios, más dependiente de la demanda doméstica y en parte (aunque no todo) menos capacitado para salir al exterior, camina más lentamente por la senda de la recuperación que la industria. Aun así, en la primavera de 2013 restaba ocho décimas al crecimiento económico de Castilla y León y un año después ya sumaba un punto y medio. Hay que tener en cuenta que el 71% de las personas que tienen trabajo en la región desempeñan su labor en el sector terciario, de modo que a sus 650.700 ocupados no les van tan bien las cosas como a los 146.200 del sector industrial (15,9%).

Más ligado al consumo final de las familias que otros sectores, su mejoría va pareja al repunte del gasto, que en el pasado trimestre aportó un punto al PIBregional (un año antes restaba seis décimas). Otros 1,3 puntos llegaron de la mano de la inversión empresarial en bienes de equipo. Por desgracia, lo que sustrajeron la construcción y las administraciones públicas fue mayor y la demanda interna terminó tres décimas en terreno negativo.

Un factor decisivo

Dentro del sector terciario, el comercio minorista es quizás el que más números rojos presenta en la comunidad, que no en el conjunto del país. En los siete primeros meses, la facturación de las tiendas al por menor arrastra un incremento negativo acumulado del 2% (en España, +0,1%), un dato que solo tranquiliza si se piensa que doce meses atrás, la caída era del 5,2%.

Los comerciantes miran con envidia a los concesionarios de coches, a los que los planes PIVE de rejuvenecimiento del parque han bendecido con un aumento de las matriculaciones que hasta agosto pasado se cuantificaba en el 18% anual, cuando en 2013 decrecían el 6,6%. Hasta el consumo de gasóleo de automoción, que desde la instauración del céntimo sanitario no levantaba cabeza en la región, ahora lleva cuatro meses (desde marzo) con incrementos positivos.

Hasta los más sesudos economistas adictos a las fórmulas reconocen que la marcha de la economía tiene entre sus factores determinantes uno que resulta complicado de cuantificar y, en ocasiones, hasta de entender. A veces aparece y puede arreglarlo todo y en otras ocasiones desaparece y hay poco que hacer. Se trata de la esperanza o convicción que se tiene en que algo va a funcionar como se desea;es la confianza. Pues bien, en Castilla y León, la última medición de la del consumidor dio como resultado un 98,1 sobre 200, veinte puntos por encima de un año antes. La de los empresarios ha pasado, en un rango de -100 a 100, de los 110,8 puntos del año pasado, a los 127,5 del tercer trimestre de 2014. Ya veremos si, como dijo el sabio, la confianza es el primer peldaño de la escalera hacia el éxito.

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