Zozobra la nave de El Salvador
Sufre un duro traspié ante un La Vila que siempre llevó la iniciativa en el juego y en el marcador
La primera reflexión es necesaria, aunque no tenga nada que ver con lo que ocurre durante los ochenta minutos en el rectángulo del campo. El ... aspecto de las gradas del Pepe Rojo era desolador, impropia de un partido entre el vigente campeón y un equipo con aspiraciones de volver entre los mejores; la temperatura era magnífica, lejos de las mañanas glaciares que llegarán en breve, y no cabe ni la excusa del Puente de la Hispanidad ni la comodidad de ver el partido en el sofá de casa, con el riesgo de quedarse 'in albis' por un fallo técnico en la retransmisión.
Confesaba antes que la falta de público no tenía nada que ver con los que ocurría en el verde. Y sí que tiene. Inexo El Salvador entró desangelado, sin chispa, concedió los minutos de tanteo a la iniciativa de La Vila y solo respondió con el escozor de los puntos alicantinos. Respondió a las primeras bofetadas, ya no a las siguientes. Es muy difícil en el rugby mantener la intensidad durante todo el partido, lo normal es alternar fases de dominio con otras de resistencia; no fue el caso de los franjinegros de Gorostiza, siempre a la estela de la iniciativa de La Vila. Después de los diez minutos de trasteo, sin pisar las zonas de veintidós, el equipo visitante movió el balón a la mano hasta encontrar un resquicio en el ala donde voló Santino Di Prima para abrir el marcador; la patada posterior era difícil, casi sobre la línea de banda, pero Bauti Güemes dejó la credencial de que su bota derecha estaba bien calzada.
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Después llegó el único fogonazo de reacción de los locales. Ortega buscó en el castigo la banda antes que los palos, y sus compañeros de delantera empujaron hasta igualar el tanteo 7-7. Parecía el despertar de El Salvador, y no fue así, se quedó en un simple sestear; el empate debería ser parte del proceso, no del desenlace; La Vila aplicó el sistema de acción-reacción, buscó la banda y el clásico touch-maul arrastró el paquete colegial para recuperar una ventaja que ya no perdió en toda la mañana.
Era de esperar una reacción tras el descanso, con un margen de solo siete puntos en contra, pero El Salvador estaba de nones; cometió tres indisciplinas en cinco minutos, Munilla sustituyó al recuperado Juan Ramos, una vuelta con más ruido que nueces, y la bisagra titular entró en juego con el marcador a remolque, culpe de otra galopada de Di Prima (7-22), y con poco tiempo en asentarse, ya que el capitán se retiró por lesión, la primera línea vio una amarilla que dejó al equipo con catorce y El Salvador entró en una espiral de la que no supo salir. Cuando se quiso dar cuenta estaba estaba veinte puntos por detrás sin tiempo para arañar ni siquiera un bonus defensivo.
Que el segundo impulso de reacción llegase con el 12-32 en contra dice muy poco del carácter competitivo de El Salvador. Ya era muy tarde. Y lo llevaron adelante dos de los nuevos en la plantilla, el primera Javier Coronel y el centro Unax Zuriarrain, muy valiente para romper por dentro. Estrecharon el tanteo hasta ponerse a tiro de salvar un punto (26-35); tampoco hubiera sido justo, el equipo estaba torpe con las manos y fallón en la toma de decisiones, así que la última posesión a favor no tardé en convertirse en un golpe en contra que clavó el rejón de castigo en el pecho colegial.
Tres jornadas y tres derrotas de los equipos locales en el maltrecho césped del Pepe Rojo, un estadio en silencio que no intimida a los rivales y que anuncia una clasificación muy apretada para entrar en el pelotón de los seis privilegiados; el campeonato es de solo veinte partidos y no deja mucho margen para corregir errores o amoldar novedades, más en una temporada en la que hay equipos, como este La Vila, que parecen dar un salto adelante. De momento, El Salvador es noveno y solo ve por el retrovisor a Alcobendas y Barça; el fin de semana que viene no hay Liga, buen momento para, más que descansar, reflexionar.
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