Verstappen roza la perfección y pone un asterisco al título de Norris
El quinto Mundial del neerlandés tendrá que esperar pese a una remontada inédita: se quedó a solo dos puntos de lograr la mayor gesta de todos los tiempos
David Sánchez de Castro
Lunes, 8 de diciembre 2025, 11:22
Pasó del imposible al improbable, de ahí a lo increíble y de ahí… a morir en la orilla. Nadie en los 75 años de historia de la Fórmula 1 había remontado una diferencia tal, ni con la actual puntuación -104 puntos tenía de desventaja en el GP de Países Bajos, en agosto- y se ha quedado a solo dos puntos de conjugarlos.
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Verstappen será recordado por los anales de la historia como uno de los grandísimos pilotos. Ya se veía desde el primer momento: no es casual que Mercedes y Red Bull se pegasen por el hijo de Jos hace ya una década, y que se llevara el gato al agua el equipo en el que pilotaba Sebastian Vettel. La apuesta de Helmut Marko, ese expiloto con un ojo clínico para el talento y otro de cristal para las maldiciones, fue un auténtico órdago: el asesor deportivo de Red Bull no dudó en ofrecerle directamente un asiento de titular antes que perderlo en manos de Torgen 'Toto' Wolff. El alemán se arrepentiría durante unos cuantos años, especialmente desde que en 2021 le arrebató de entre los dedos el octavo Mundial a Lewis Hamilton. Este fin de semana en Abu Dabi ha habido tantas similitudes con lo ocurrido que incluso perder el Mundial también tiene reminiscencias a lo ocurrido entonces. El neerlandés ha tenido que ceder la corona a un Norris más regular -solo se ha bajado del 'top cinco' en cuatro carreras de las 24 de la temporada-... aunque él haya ganado una carrera más.
El relato de Verstappen da para una serie o una película, pero sin necesidad de inventarse la trama como en el teatral 'Drive to Survive' de Netflix, ese caladero de nuevos fans que se han subido al Gran Circo. El padre de Max, Jos, fue un piloto talentoso pero que se quedó en un corredor menor, que sometió a su hijo una crianza en la que buscaba no tener un vástago, sino una versión mejorada de sí mismo. Episodios apócrifos como el de dejarle en una gasolinera después de perder una carrera fomentan a su alrededor un pasado de presunto maltrato que, sin embargo, no llegó a tanta gravedad como las crónicas apuntan. Lo que no se puede negar es que el resultado de su crianza dio resultados: siendo un adolescente ya arrasaba a sus rivales. Para la hemeroteca esa carrera de karts contra un niño llamado Charles Leclerc al que le sacaba dos cabezas y que acabó en 'solo un incidente'. Gran meme para el recuerdo.
Años después, aquel niño rebelde sigue siendo una bestia en la pista que siempre camina por el límite de la legalidad y al que la FIA ya le ha tomado la matrícula. Sus rivales ya saben que Verstappen no se corta y que, ante la duda, les va a echar de pista. Siempre sobre el filo, para los aficionados es una bendición verle pilotar: es el antihéroe que la Fórmula 1 necesitaba para acabar con el 'wokismo' que había impuesto Lewis Hamilton durante su reinado. Verstappen no es activista, es un piloto. Ni más, ni menos.
El absurdo y falaz debate de si Norris es justo campeón o no -el adelantamiento a Tsunoda lo realizó por fuera de la pista- no tiene sentido: ha puntuado más que Verstappen y eso ya tumba cualquier relato interesado. Pero que la temporada del nuevo campeón del mundo tiene más sombras que la del subcampeón es evidente. De hecho, si Norris no hubiera adelantado a Antonelli en Catar -por ir al detalle más cercano-, quizá hoy se hablaría de un pentacampeón y no del trigésimo quinto campeón de la historia de la Fórmula 1.
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¿Y ahora qué?
Habrá que ver si en 2026, con el cambio de normativa, Verstappen es capaz de recuperar la corona. Será una de las grandes incógnitas de la próxima campaña. El 'run-run' de que su futuro ya está lejos de Red Bull no ha dejado de sonar durante toda la temporada y la melodía suena desde el box de Mercedes. Toto no ha dejado de soñar con hacerse con sus servicios y la implosión del equipo que apostó por él juega a favor de esta posibilidad. Los tejemanejes de su padre están detrás de las salidas de Christian Horner y de Adrian Newey, este en dirección a Aston Martin y el anterior a la espera de un destino… que quizá también confluya vestido de verde.
La admiración mutua que se profesan Alonso y Verstappen no hace más que alimentar que sea este el que suceda al primero cuando el español decida darse cuenta de que la edad es, además de un número, una forma de caducidad. Cuando quede un hueco en Aston Martin, quizá Verstappen tenga cinco, seis u ocho Mundiales a sus espaldas. Dependerá de cuándo decide Alonso colgar las botas. Y entonces quizá su sucesor natural sea Verstappen y pueda irse de una Red Bull a la que ha sometido bajo su yugo y que tiene ante sí a uno de los mayores talentos, si no el mayor, que vieron los tiempos.
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