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Anna Boada (i) y Aina Cid, en el Mundial. ABC
Anna Boada se retira a los 26 años por una depresión
Remo

Anna Boada se retira a los 26 años por una depresión

La remera catalana reclama ayuda a los deportistas de élite «como prevención, antes de que sea demasiado tarde»

EFE

Madrid

Domingo, 31 de marzo 2019, 17:21

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La remera española Anna Boada reconoció este domingo en declaraciones a Efe que está atravesando desde mayo de 2018 «un momento psicológico muy duro», que se agudizó el pasado mes de febrero.

Cuatro meses antes de tocar la gloria junto a Aina Cid en el Mundial de Plovdiv (Bulgaria), con una histórica medalla de bronce, Anna Boada empezó a sufrir ataques de ansiedad, pero la barcelonesa, de 26 años, encontró «la forma de seguir tirando hasta los Mundiales gracias a la ayuda psicológica que recibió por parte de sus entrenadores», indicó.

«Me gusta gestionar mis propias emociones y sentimientos y me parecía que lo estaba consiguiendo», contó este domingo en una conversación con Efe, «pero ahora en febrero estaba ya desesperada de tantos meses de no encontrarme bien y empecé el tratamiento».

Entender su enfermedad ha pasado a ser en este momento una prioridad para Anna Boada. Se sigue sintiendo deportista, pero su propósito ahora es «levantar cabeza».

«Creo sinceramente que no soy ni seré la única deportista de élite que necesita ayuda para gestionar tantas emociones. Me gustaría que haya alguna forma de apoyarnos durante las crisis, pero también como prevención antes de que sea demasiado tarde», reclamó durante la gala de la Federación Española de Temo, celebrada el sábado en la sede del Comité Olímpico Español (COE).

A través de la lectura de una carta, Anna Boada comentó que «lamentablemente» le «cuesta aceptar» que esta vez no ha «sido capaz de encontrar las fuerzas para continuar luchando». En la conversación que este domingo mantuvo con Efe, Boada subrayó que «no se trata de una retirada» ya que en estos momentos son otras sus «prioridades».

«Las enfermedades no las escogemos, a veces ni las aceptamos, sobre todo cuando hablamos de problemas de salud mental. Hoy en día está mucho más reconocido una fractura de brazo que la depresión o la ansiedad», sostuvo.

Anna Boada explicó asimismo que «lo más complicado no es caer, lo más difícil es no saber cuándo vas a volver a tocar el suelo para poder empezar a levantarte».

«La soledad te invade por la vergüenza de ser juzgado, de que la gente sepa la realidad, que tengan miedo a acercarse a ti para evitar contagiarse. El bucle empieza a alimentarse y te encuentras realmente perdido», continuó.

La barcelonesa, finalista en los Juegos Olímpicos de Río 2016, confesó asimismo que igual abordó «demasiado tarde» esta situación.

«Igual no supe encontrar la ayuda adecuada en el momento preciso, igual la gente cercana a mí no estaba preparada, quizás ni yo misma era consciente de hasta dónde podía llegar a hundirme. He dejado de buscar culpables, de preguntarme a mí misma qué hubiera pasado si hubiera tomado otras decisiones. Al final he sido yo la perjudicada, el mundo ha seguido girando mientras yo estaba paralizada sin saber cómo continuar», dijo.

Con su historia, Anna Boada confía en concienciar acerca de la presión a la que los deportistas son «sometidos año tras año», mientras ella sigue el camino hacia su recuperación.

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