El Chocolates Trapa gana en el último segundo
Un triple de Jasaitis da la victoria al equipo palentino ante el Lleida
Sin duda esta crónica se podría titular 'Jasaitis de mi vida' con la voz de Camacho, tan llena de emoción, rememorando la narración del gol de Iniesta en la final del Mundial, pero cambiando al centrocampista español por el jugador lituano del Chocolates Trapa. A falta de poco más de un segundo –exactamente 1,4 segundos–, anotó el triple del triunfo de los morados ante el Força Lleida. Así, sin más. La jugada partió de la pizarra de Alberto Blanco y de Carles Marco, pero después de ver cómo el partido se había esfumado en los últimos segundos, pocas esperanzas quedaban entre la afición palentina. Y de repente, apareció 'Jasaitis de mi vida' para firmar la cuarta victoria consecutiva de los colegiales.
Chocolates Trapa
Bader (20), Jorgensen (4), Vecvagars (13), Pradilla (2), Antúnez (-), Larsen (13), Dos Anjos (7), Grimau (2), Kacinas (11), Rodríguez (2) y Jasaitis (15).
89
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87
Força Lleida
Diene (-), Chapela (9), Sierra (-), Feliu (11), Santa Ana (14), Martí (8), Sans (16), Lafuente (8), Cleare (6), Stutz (15) y Carey (-).
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PARCIALES: 22-23; 30-28; 19-18 Y 18-18.
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ÁRBITROS: Bravo Loroño, Ríos Marcos y González Banderas.
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 5ª jornada de la LEB Oro disputado en el Pabellón Municipal de deportes de Palencia.
Los pupilos de Carles Marco, por fin con toda la plantilla al completo –incluido el último en llegar, el base Kaspars Vecvagars–, recibían al Força Lleida, un rival duro aunque, en principio, de los no llamados a estar en la parte alta de la tabla, que no pudo disputar la pasada jornada por la huelga de Cataluña y que llegaba al choque con menos rodaje competitivo, pero con más tiempo para preparar este importante encuentro. Así, gracias al gran acierto exterior de Bader y del dominio de Larsen, único en su posición, bajo el aro, llegó la cuarta, en un partido menos vistoso y peor defendido que el que protagonizaron ante el Breogán Lugo, pero –finalmente y gracias a ese triple maravilloso de Jasaitis– que lograron llevar a buen puerto.
Y arrancó el encuentro con canasta visitante, de Chapela, a pase de Feliu, exjugador morado. Jasaitis devolvió el golpe con un triple –el Chocolates Trapa anotó 39 puntos en tiros de tres– y así se sucedían las canastas como si de un partido de tenis se tratase. Travis Bader, inigualable desde los siete metros, ponía en pie al público palentino tras firmar, en pocos segundos, dos jugadas exactas desde la esquina, que culminó con sendos triples. La ventaja, nunca mayor de cuatro puntos, se iba sucediendo para uno u otro equipo, hasta llegar al 22-23, que ponía fin al primer cuarto. Máxima igualdad en el marcador que, en estos primeros diez minutos, estuvo empatado en tres ocasiones (13-13; 17-17 y 20-20).
Kaspars Vecvagars, que debutó en su feudo ya desde el primer cuarto, siguió dirigiendo el juego en esta segunda manga. Marco pedía el primer tiempo muerto del partido para alentar a los suyos y buscar una buena racha que les diese una ventaja sustanciosa. Y la consiguieron, se supieron 40-33, aunque minutos más tarde y tras un mal parcial (0-6), el empate volvería a reinar en el Pabellón Municipal (48-48), llegándose al descanso con 52-51.
Tras el paso por los vestuarios, los morados salieron con ganas de poner tierra de por medio en el luminoso. Un 2+1 de Larsen, seguido de una canasta de Kacinas ponía el 57-53, pero rápidamente recortaba distanciad Sans con un triple. Las alarmas de peligro sonaban cada vez más fuerte en el Chocolates Trapa, después de que Lucas Antúnez perdiera dos veces la posesión y los catalanes se pusiesen 61-65. En el peor momento de los locales, con el público volcado en apoyarles, llegó un nuevo triple de Travis Bader –anotó seis ayer–, que redujo la distancia a 64-65.
Volvía Dani Rodríguez a la pista para recuperar el control del juego y el ritmo del partido, ese que advirtió Carles Marco que era tan importante para conseguir la victoria y que, en estos momentos, estaba en manos de los visitantes. Ellos lograban anotar con excesiva facilidad, tanto desde fuera como entrando hasta el aro.
Los morados paliaron sus carencias defensivas con el gran acierto exterior
Una vez más se echaba Travis Bader el equipo a la espalda y tras anotar un nuevo triple y una de dos, llegaba el empate a 69, a un minuto para que concluyera el tercer periodo. Una canasta de casta de Felipe Dos Anjos, de esas que anotas con los dientes apretados de la rabia, puso por delante al Chocolates Trapa (71-69) con todo por decidir en los últimos diez minutos.
La tensión se mascaba en cada jugada, donde un error podía poner el partido patas arriba. Dos Anjos hacía un tapón para enmarcar, aunque acto seguido Santa Ana entraba solo para hacer una cómoda bandeja. Las alarmas, esas que parecía que se estaban apagando, volvieron a sonar al marcar Lafuente de tres y poner por delante a los de Jorge Serna, a falta de seis minutos para el final del partido.
Un tiro libre de Felipe Dos Anjos y una canasta de Jordi Grimau ponía por delante a los de Marco (80-78). Se preveía un final de partido de infarto, donde todo podía ocurrir. Y así fue, sin duda alguna.
Los morados robaban dos balones en dos jugadas consecutivas pero no lograban culminar ninguna de ellas. Y volvía el empate al marcador, aunque cada vez con menos tiempo para la remontada –en caso de necesitarla–.
Simas Jasaitis, fundamental en defensa en este último cuarto, daba una nueva oportunidad a los suyos. Junto a él, Vecvagars tiraba del equipo y firmaba un gran debut, con desparpajo, rapidez y acierto exterior. Siguiendo la tónica del partido, el luminoso señalaba un ajustado 86-83, a falta de 50 segundos de partido. El público se volcó con los suyos, convirtiendo el Pabellón Municipal en una auténtica olla a presión para los rivales.
Stutz, uno de los mejores del conjunto rival, apretaba el resultado con 86-85. Y, por si esto fuera poco, el Força Lleida volvía a anotar después de tres palmeos en el aro. Quedaba 1,4 segundos para obrar el milagro, y vaya si lo obraron. Simas Jasaitis era el escogido para, desde un lateral, buscar la canasta. Y lo logró, claro que lo logró. Ypuso al público en pie, mientras toda la plantilla se fundía en un abrazo sobre el parqué palentino. Nadie se iba de su asiento. Nadie quería perderse la fiesta. La comunión entre el equipo y la afición es inigualable y ayer quedó bastante claro.
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