Coles de Bruselas: dulce amargor
Su singular nombre hace referencia al inicio de su cultivo en zonas del norte de Francia y Bélgica, concretamente a su producción cerca de Bruselas durante el siglo XIX
Las coles de Bruselas se pueden encontrar frescas en el mercado durante todo el año, aunque la mejor temporada para conseguirlas son los meses de ... otoño e invierno al coincidir con el comienzo de su recolección. Al contrario que otras Crucíferas como el repollo o la col, requieren siempre un cocinado para que sean fácilmente digeribles por el organismo y para conservar todos sus nutrientes, lo mejor es elaborarlas al vapor; pero cocidas dejan un caldo interesante para sopas y otros preparados, con gran parte del poder nutritivo de esta verdura.
En la cocina, y dado su pequeño tamaño, permiten jugar con grandes y humildes platos. Al ser reducidas se convierten en piezas perfectas como recipientes naturales para un relleno de queso, carne, atún, jamón... para un buen entrante y también combinan bien con otras verduras en una buena menestra.
Una verdura recolectada antes de los cien días
Las variedades de coles de Bruselas se clasifican dependiendo de su tamaño, sabor, color o fecha de recolección, pero también haciendo referencia a si se trata de variedades estándares (de mayor tamaño y sabor intenso) o híbridas (de aspecto más uniforme y con mejor conservación). Dependiendo de la época del año en que se realice la recolección se denominarán precoces (150 días tras la siembra), intermedias (150-180 días tras la siembra) o tardías (más de 180 días tras la siembra). Algunas de las principales variedades de híbridos son: Burbujas, Cruz de Jade, Cruz E de Jade, Oliver, Príncipe Marvel, Maravilla Real o Valiant, todas recolectadas antes de los cien días tras al siembra
Una vez cocinadas y frías, las variedades de menor volumen se pueden incluir también en ensaladas frescas, junto a los tradicionales lechuga, tomate, cebolla y pepino a los que aporta un cierto toque de amargor junto a una dulzura final en algunas variedades. También resultan deliciosas gratinadas al horno, después de haberlas cocido previamente y su característico tamaño también las propone como un acompañamiento perfecto para las guarniciones en platos de carne y pescados ahumados junto a otras hortalizas y verduras.
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Algunos comensales rechazan su toque amargo, en particular los niños. Para evitarlo se las puede cubrir con salsas que suavicen su sabor como la bechamel o de queso o servirlas junto a gambas o mejillones.
Las coles de Bruselas pueden encontrarse también congeladas y envasadas e incluso precocinadas. Son formatos aceptables y cómodos. Frescas hay que buscarlas con tonalidades verdosas brillantes, compactas, con forma esférica, tallo limpio y blanquecino, así como pesadas con relación a su tamaño.
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