«Soy mucho de potaje de garbanzos»

–¿Qué ingrediente es necesario para hacer humor?

–La poca vergüenza y poder con el sentido del ridículo.

–Perdone, pero tiene pinta de que le va la buena mesa.

–Sí, me encanta comer. La gastronomía es una de las maneras más rápidas de recuperar la felicidad.

–¿Cocina tradicional o se atreve con elaboraciones de vanguardia?

–Me atrevo con todo. Valoro un poco más la cocina tradicional por el simple hecho de que se enfrentan a una comparación dura para ellos, que es mi abuela o mi madre. Cuando como unas croquetas, las comparo con las de mi madre o mi abuela. Hay que ser muy valiente para meterse ahí. Cuando pruebo una esferificación emulsionada no la puedo comparar ni con mi madre ni con mi abuela, por lo que lo tienen más fácil.

–¿Qué plato le priva?

–Iba a decir el cocido, pero soy mucho de potaje de garbanzos, muy de pisto con huevo y bacalao con tomate. Me he tirado a platos que me recuerdan a mi madre.

–¿Lo más raro que se ha metido entre pecho y espalda?

–Fuimos a una boda en Francia y en el aperitivo había insectos y gusanos. Los franceses los estaban comiendo y nos pidieron que al menos uno los probase. Mi padre dijo que fuese yo, que para eso soy el mayor. Me metí en el lío, pero no puedo decir que estuviese malo. Para haberlo disfrutado me tenía que haber vendado los ojos. Verlo me perjudicó. No era capaz de disociar que me había metido un gusano en la boca.

–La cocina de Castilla y León es...

–Maravillosa, inacabable y nuestro mayor referente. Suelo traer a trabajar a Castilla y León gente de fuera. Me gusta ser hospitalario. Tengo la suerte de que, cuando quiero que coman bien, puedo hacerlo casi a ciegas. Los lleves al restaurante que los lleves vas a acertar. La comida es la mejor muestra de lo bien que vive en Castilla y León.

–¿Hay mejor ciudad que Valladolid para tapear?

–Yo siempre me agarro a las palabras de Cansado, de Faemino y Cansado, que dijo en el programa La Resistencia que en Valladolid se tapea de auténtica maravilla. Estoy muy acostumbrado a las tapas y los vinos de mi tierra, pero reconozco que en San Sebastián me he pegado unos tapeos muy locos. Me encanta el vermú en León un domingo al mediodía con mi mujer, sabiendo que vas a comer sin necesidad de sentarte.

–¿Es más de vino o de cerveza?

–Trabajo las dos cosas (risas), pero soy más de vino. Yo siempre digo que quedamos para tomar unos vinos, aunque hay amigos que dicen quedamos para tomar unas cañas. A veces digo que vamos tomar unos vinos y me bebo una cerveza.

-¿Cuál sería su apritivo favorito?

–Tendría que haber vino, un buen Ribera, y pan. Me importa más el pan que el embutido. Prefiero un lomo regular con pan que un gran jamón sin él. Soy muy de queso. Una vez estuve a dieta muy estricta y lo que tomé cuando la finalicé fue una copa de Ribera, un pico de la molleta de Pan de Valladolid y una buena cuña de queso. Y no me quiero olvidar de las sardinas del Bar Villada. No voy a decir qué llevan, mejor que vengan a probarlas