José Ramón Alonso de la Torre, autor de 'Un viaje por la Raya'.

José Ramón Alonso de la Torre: «La Raya es un espacio que lo tiene todo para ponerse de moda turísticamente»

OCIO Y TURISMO ·

El escritor recorre los pueblos de la frontera hispano-portuguesa en su nuevo libro, 'Un viaje por la Raya', y destaca los paisajes, la gastronomía y la ausencia de masificaciones como atractivos de la «auténtica Iberia vacía»

Alicia Pérez

Zamora

Viernes, 4 de junio 2021, 17:23

José Ramón Alonso de la Torre (Cáceres, 1957) acaba de publicar nuevo libro, 'Un viaje por la Raya', en el que efectúa un recorrido ... completo por los 1.292 kilómetros de la frontera hispano-portuguesa, desde Ayamonte (Huelva) a Caminha, en Portugal, pasando, por supuesto, por la frontera con Castilla y León y las provincias de Zamora y Salamanca. Escritor, profesor y articulista, ha vivido en cinco de las siete provincias rayanas. Tras publicar cientos de artículos y varios libros sobre la frontera, anima a conocerla a través de este itinerario pormenorizado, pueblo a pueblo e historia a historia de una zona que define como «desconocida, sorprendente y misteriosa».

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–¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?

–Es el resultado de una relación con la frontera hispano-portuguesa desde mi infancia, que está vinculada con mi madre y con los sitios en los que he vivido. Mi madre es de Ceclavín (Cáceres), que es el pueblo donde más contrabandistas de tráfico de productos entre España y Portugal hubo durante los siglos XVII y XVIII. Vivo en Cáceres, he vivido en Badajoz y Pontevedra, y estudié en Zamora y Salamanca. Esto quiere decir que he residido en todas las provincias limítrofes excepto en Ourense y Huelva. Todo esto hace que haya tenido una relación bastante intensa con la frontera desde muy niño. Cuando empecé a viajar por esta zona y a conocerla, me di cuenta de que era un espacio muy literario, muy novelesco y distinto a todos.

Portada de la obra de José Ramón Alonso de la Torre.

'Un viaje por la raya' de más de mil kilómetros

El libro de José Ramón Alonso de la Torre recorre el itinerario completo por los 1.292 kilómetros de extensión que abarca la frontera hispano-portuguesa.

–¿Qué características tiene la frontera entre España y Portugal?

–Por un lado, es la frontera más antigua de Europa y, al mismo tiempo, la más pobre de la antigua Unión Europea. Es una zona muy despoblada. El índice de población, salvo en algunas zonas, es de ocho habitantes por kilómetro cuadrado. Es auténtica Iberia despoblada, Iberia vacía. Además, es un microcosmos, un espacio de unos 20 o 30 kilómetros a un lado y otro de la frontera donde hay mucha relación comercial. La gente de la frontera es más indómita.

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–Lo que define una forma de encontrarse, es de imaginar.

–Tienen una serie de elementos vitales y de relaciones que no tienen nada que ver con lo que tenemos el común de los mortales porque están a caballo entre dos países. No entienden que exista la frontera. Hay gente que la ha sufrido porque es donde se desarrollaban las guerras y ellos eran los que morían y peleaban, pero en tiempos de paz se relacionaban entre ellos, había matrimonios mixtos y la economía era diferente porque era una economía de trueque y contrabando. Todo eso ha creado un espacio que yo digo «mitopoiético» porque hay una serie de leyendas que se repiten a lo largo de toda la frontera. Hay una curiosidad y es que no conozco ninguna otra frontera que se pueda cruzar de tantas maneras: en ferri, barca-taxi, tirolina, por La Codosera, que es el puente internacional más pequeño del mundo; sobre un azud, por encima de una presa y, finalmente, por autovía y carretera. Es una frontera muy divertida, muy entretenida y está llena de atractivos.

«En el interior de España no se dan cuenta del encanto de Portugal, mientras que los europeos sí lo están descubriendo»

José Ramón Alonso de la Torre

–¿Qué situaciones curiosas podemos encontrar en la zona?

–A lo largo de toda la frontera, que se estableció en 1297 en Alcañices (Zamora), hay espacios dudosos que hasta el siglo XX o finales del XIX no pertenecían ni a un país ni a otro. Eran zonas que se llamaban contiendas o reyertas, donde iban a pastar los ganados de ambos países. Hasta finales del siglo XX no se reúne la Comisión de Límites para decidir a cuál de los dos países pertenecían esos espacios. Había lugares, casas y molinos que tenían puertas a los dos países, lo que permitía hacer contrabando. En Valencia de Alcántara (Cáceres) están las Casas de la Duda porque nunca estuvo claro si pertenecían a España o a Portugal. Quienes vivían en esas casas, a los que se llamaba dudosos, si nacían en una habitación, se inscribían en Portugal y si lo hacían en otra, en España y dependiendo de como fuera la situación política, decían pertenecer a un país o a otro. Hay una casa en una aldea que se llama Fontañera que tenía una puerta a España y otra a Portugal. Al ampliar la cocina, invadieron Portugal, lo que provocó una reunión de la Comisión de Límites en Lisboa para decidir si le tiraban la cocina a esta familia y movían la frontera. Finalmente, decidieron mover la frontera. Estas anécdotas explican cómo es la frontera hispano-portuguesa, con unos límites que aunque hoy están fijados, siguen siendo muy indefinidos y sigue habiendo entre los dos países unas relaciones muy estrechas de matrimonios y de economía, que siguen muy vivas.

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–Merece la pena, entonces, viajar por la zona.

–Sí, la frontera es preciosa. De hecho, hay mucho viajero que viene a la frontera, pero son viajeros muy especializados. No es un sitio que esté de moda, quien viene se sorprende y encuentra lugares excepcionales.

«La gastronomía convierte la excursión por todos los pueblos de la Raya en algo realmente muy atractivo»

José Ramón Alonso de la Torre

–¿Por ejemplo?

–Hay una zona limítrofe con la provincia de Salamanca, Sabugal, que es una sierra preciosa donde hay linces, muchas truchas y restaurantes donde puedes pescar la trucha que luego te vas a comer. A lo largo del mes de agosto, hay 16 capeas únicas en el mundo, en las que se utiliza una especie de gran artefacto de madera llamado forcón, que los mozos presentan al toro. Es una fiesta muy antigua, muy racial, que además comienza con el grito popular de ¡Viva la Raya! Cerca de la frontera con Salamanca está Belmonte, un pueblo donde se refugiaron los judíos cuando fueron expulsados de España y donde se mantuvieron de manera clandestina durante siglos. Allí tienen su sinagoga y el Museo del Judaísmo. En la zona están también las Arribes en Salamanca y los Arribes en Zamora, que es una zona bellísima y donde existe un microclima muy peculiar en el que se dan naranjas, kiwis, caquis, nísperos o nectarinas. Están las presas de los Arribes y los cruceros por el río hasta Miranda do Douro, que son bellísimos, por una zona muy bonita del río, escabrosa y escarpada. Podemos encontrar también un pueblo precioso que es un pueblo doble.

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–¿Pueblo doble? ¿Por qué es un pueblo doble?

–La mitad pertenece a Portugal, que se llama Río de Onor, y la otra mitad a la provincia de Zamora, Rihonor de Castilla. El pueblo portugués es precioso, hay un río que lo cruza y ha conservado la arquitectura con casitas de madera y todo lleno de flores. En estos pueblos dobles, que existen tres en toda la frontera, se ve como en la parte española hemos acabado con la arquitectura popular, mientras ellos la han mantenido a lo largo del tiempo.

–Es muy típico también ir de compras…

–Sí, a todo esto hay que sumar las zonas de compras. En la frontera hay cuatro grandes emporios comerciales para el 'shopping' transfronterizo. En Castilla y León tenemos Miranda do Douro, que está lleno de castellanos y leoneses. Se acerca gente de Zamora, Valladolid y Salamanca a pasar el día, sobre todo en verano. Van a comprar porque es una calle de tiendas maravillosas, con unos precios realmente imbatibles y a comer la chuleta clásica de la zona, la posta mirandesa.

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«En la frontera hay cuatro grandes emporios comerciales para el 'shopping' transfronterizo. En Castilla y León tenemos Miranda do Douro, que está lleno de castellanos y leoneses. Se acerca gente de Zamora, Valladolid y Salamanca a pasar el día, sobre todo en verano»

José Ramón Alonso de la Torre

–Hablando de gastronomía, ¿qué podemos encontrar?

–La gastronomía en la frontera es una tradición. Es muy típico ir de compras y disfrutar de una opípara comida porque en Portugal la gastronomía no se ha sofisticado tanto como en la zona española, pero mantiene unas esencias y unas tradiciones que convierten el acto de comer en un rito apetitoso. Podemos mencionar desde el bacalao, el arroz de marisco, la posta o chuleta mirandesa, además acompañados de guarniciones compuestas por el plato de arroz, el plato de judías negras, las patatas fritas y la ensalada. También se ha convertido en una especie de tradición ir a comer marisco a la zona transfronteriza con Extremadura y el sur de la provincia de Salamanca. La gastronomía convierte la excursión en algo muy atractivo.

–Muchos atractivos, pero no se conocen demasiado…

–Es una zona desconocida. En general, el turismo que hay es muy rayano, muy de la zona, pero sí hay personas especializadas, gente con moto y ciudadanos a los que les atrae mucho la Raya. Sé que es un lugar que está en alza y es un espacio que lo tiene todo para ser atractivo y para ponerse de moda. Cada vez se empieza a hablar más de la Raya como espacio para visitar y por el que viajar. Todavía conserva el encanto de que no conoces nada de lo que ves. La Raya va a sorprender seguro al visitante, lo primero porque bajas del coche y el silencio es absoluto y, sobre todo en la zona portuguesa, parece que te has trasladado a los años 60. El estilo, la gente, que te saluda por la calle, e incluso la manera de vestir en algunas zonas son distintos, entras en otro mundo nada más descender del coche y empezar a pasear. Destacan los paisajes agrestes y que no hay nadie, haces turismo casi para ti solo, sin ninguna masificación. En la Raya, el visitante va a encontrar pueblos preciosos, aldeas maravillosas donde bañarse, navegar, comer o hacer rutas de senderismo.

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«Hay poca gente, lo que lo va a hacer atractivo durante unos años hasta que se ponga absolutamente de moda, se masifique y deje de tener tanto encanto como el que tiene actualmente»

José Ramón Alonso de la Torre

–¿Cuenta la zona con buena oferta de servicios turísticos?

–Hay una buena oferta hostelera, de hoteles y de diversión, pero hay poca gente, lo que lo va a hacer atractivo durante unos años hasta que se ponga absolutamente de moda, se masifique y deje de tener tanto encanto como el que tiene actualmente.

–La despoblación se hace muy patente en esos viajes…

–Sí, realmente es la Iberia vacía. Son pueblos muy pequeñitos y eso hace que se mantengan unas costumbres, unas tradiciones, un paisaje, una naturaleza y un medio ambiente maravilloso. Las zonas rurales tan bonitas de la frontera es como un paraíso hippy en el que perderse, pero nos encontramos con que el desarrollo industrial o demográfico es nulo o mínimo. Todo esto hace que la Raya sea especial, atractiva, desconocida, misteriosa y sorprendente.

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Cierre de la frontera por la pandemia

–¿Cómo ha vivido estos meses en los que la frontera ha estado cerrada por la pandemia?

–Era duro porque para mí es el espacio mágico donde me pierdo. En la zona transfronteriza estaban sufriendo realmente esta situación porque no podían ir a comer, a comprar, a tomar un café o a ver a la familia y la apertura de la frontera se ha vivido con una gran alegría. En el interior de España la visión sobre Portugal es diferente y no se le da la menor importancia. No se dan cuenta del encanto que tiene, mientras que los europeos sí están descubriendo Portugal y que Lisboa y Oporto son dos de las ciudades más bellas y baratas de Europa y que tienen un encanto especial.

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