Héctor de Miguel (Quequé), humorista

«Cuando abro una botella de vino espero que me sorprenda»

Su pasión por el vino queda constatada tras su nombramiento en 2018 como Ribereño del Año. La afición a esta cultura le viene de serie, de su origen salmantino. Héctor de Miguel confiesa que todavía tiene mucho por descubrir en el mundo vinícola y que al descorchar una botella de vino espera principalmente que su contenido le sorprenda.

–Cuéntenos en qué proyecto anda inmerso...

–Estoy, por tercer año triunfal, en ese proyecto que se llama 'Hora Veintipico' y que ahora mismo es el informativo más serio y riguroso que existe en el panorama mediático español, con mucha diferencia. Le dejamos el humor a otros y nosotros nos ocupamos de los temas serios, del análisis profundo y las mejores entrevistas.

–Ribereño del Año, es evidente que tiene relación con el mundo del vino, ¿no?

–Me encanta, no tanto como debería, todavía tengo margen para que me encante más el vino. Estoy muy contaminado por el mundo de la cerveza, pero creo que mi futuro lo vislumbro mucho más como amante del vino, que como amante de otras bebidas de esa graduación. Tengo bastante margen de crecimiento en cuanto a consumidor de vinos se refiere.

–¿De dónde viene esa afición al mundo de los taninos?

–Al ser de Salamanca es una afición que prácticamente se nace con ella. Desde los tiempos del Lazarillo de Tormes, en Salamanca hemos sido muy aficionados a todo lo que tenga que ver con el vino. Si encima te hacen Ribereño del Año, qué más quieres... Todo apuntaba a que estábamos predestinados el vino y yo. Siempre he visto en mi familia comer con vino, una copita para comer y cenar. En mi familia cada vez también somos más aficionados a descubrir buenos caldos.

–¿Qué tipo de vino sería usted?

–A estas alturas de mi vida, ya no sería un vino joven, me situaría en un crianza, a punto de ser un reserva. Espero que cuando meabran, no esté picado.

–¿Qué busca cuando abre una botella de vino?

–Disfrutar. No voy a decir esa cuña típica de no entiendo de vinos, porque hace tiempo aprendí que no se debe decir eso, hay que disfrutar del vino. Abro una botella y, a partir de ahí, espero que me sorprenda, que maride bien con la comida que he elegido y que me cree esa agradable sensación, ese momento en el que piensas que todo está bien, ese momento en el que el vino pasa por tu garganta, lo aprecias en su totalidad y todo tiene sentido.

–¿Cuál es su vino favorito?

–No me voy a cerrar puertas, ¿por qué tiene que haber uno favorito? Hay un vino favorito para cada momento, el favorito es el que me vaya a tomar dentro de un momento.

–¿Y su maridaje preferido?

–Me gusta que me sorprendan y me propongan cosas nuevas. Por ejemplo, el blanco que está muy relacionado con el consumo de pescado, creo que le va muy bien a veces a la carne, incluso a algunos platos otoñales que tienen más que ver con las legumbres. Ahora me estoy aficionando mucho, me salgo un poco del carril, a acompañar los postres con vino dulce.

–¿El momento ideal para tomar un vino?

–Siempre, cualquier momento y, si puede ser, en buena compañía.

–Brinde por algo.

–Porque los españoles y el mundo en general sepamos apreciar los vinos que tenemos. Brindo por el propio vino, es una especie de metabrindis.

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