Una escena del espectáculo 'Farra'. Sergio Parra

Olmedo Clásico se rinde a la fiesta en 'Farra'

Lucas Escobedo dirige un canto a la positividad de la vida con textos contemporáneos y del Siglo de Oro

Samuel Regueira

Valladolid

Viernes, 25 de julio 2025, 06:57

De igual manera que sucedió con el jazz, género nacido de las clases populares y cuya posterior sofisticación devino en virtuosismos elitistas, o con cierta ... corriente de cine contemporáneo occidental, que se perdió en planos conceptuales y sesudos mensajes elevados mientras se olvidó de entretener a su público, algunos espectáculos de teatro parecen pensados únicamente para eruditos. Consciente de esta realidad, Lucas Escobedo y la Compañía Nacional de Teatro Clásico presentan 'Farra', popurrí de textos del Siglo de Oro y contemporáneos enfocados al divertimento y la celebración, en una propuesta que incorpora circo y música para la antepenúltima jornada de la XXIII edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Olmedo.

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«Queremos que esta obra sea para cualquiera, en el mejor de los sentidos», asevera Escobedo. Despojándose de elitismos y desdeñando las piezas teatrales pensadas únicamente para estudiosos, el director y codramaturgo (junto a María Díaz) defiende una puesta en escena basada en «el humor constante» y «el trabajo de todas las personas implicadas para hacer que los textos conmuevan al espectador». Buena parte del truco consiste en saber adaptarlos sin dar por hecho que todo el mundo sabe lo que ocurre en, por ejemplo, 'La vida es sueño': «Hay que atacarlos de tal manera que quien la conozca, la disfrute; y quien no, también».

Buena parte del objetivo de esta obra, que se desarrolla con el «macguffin» o excusa argumental de la llegada del rey Felipe al teatro, juega a que el espectador se implique en descubrir «por un lado; qué cosas ocurrían antes que hoy ya no suceden, y por otro, ver qué poco hemos cambiado en otros aspectos». El divertimento se envuelve con una escenografía que incluye ciento veinte farolillos hechos a mano que emulan la iluminación de la época y remiten al momento histórico del Siglo de Oro: «Alimentamos la alegría en esta suerte de 'Esperando a Godot' donde no hay nada que celebrar y a la vez hay que celebrarlo todo».

Pero lejos de fórmulas Mr. Wonderful de felicidad rápida y sencilla, la obra también incorpora puntos tenebrosos en esta «farra», desde la aparición de la censura a la importancia de saber estar mal y respetar, sin banalizar, también estos estados de ánimo más nublosos. «No se trata solo de celebrar por celebrar, también consiste en dignificar estas tristezas y abrirles las puertas, hallándole un mayor sentido a quien es capaz de estar en una fiesta encontrándose en una situación personal complicada».

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Con todo, esta elegía al positivismo que nos puede dar la vida tiene, en último término, un sentido cien por cien teatral. «Nuestra propuesta tiene que ver con el encuentro y la comunidad de las artes escénicas», explica Escobedo. Y, a pesar de lo aparente, no está exenta de cierta carga política: «Cuando nació esta idea, nos encontrábamos en este momento emergente en el que se acuñó la palabra 'polarización'», rememora. «'Farra' nos viene a demostrar que, aunque en algunas cosas estemos en profundo desacuerdo, en otras podemos mirarnos muy de cerca, y nos invita a alejarnos de este clima de anticelebración y enfado de los unos con los otros en el que nos estamos instalando demasiado cómodos».

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