Antonio Castillo: «Calderón de la Barca era un filósofo superior a Descartes»
Olmedo Clásico representa el auto sacramental 'El teatro del mundo'
Con una devoción cuasirreligiosa, Antonio Castillo Algarra aplica un tratamiento riguroso y completo (como director, como coversionador junto a Ignacio Rodulfo Hazen y como uno ... de los protagonistas, 'El Autor') a una de las obras más significativas de Calderón de la Barca, que se presenta bajo su primer título original, 'El teatro del mundo', y que se representa este jueves 24 de julio en el marco de la XXIII edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Olmedo.
«Perseguimos una adaptación que sea culta y atractiva para que llegue a todos los públicos con su esencia y sin perder el rigor», detalla Castillo. Bajo el manto de la compañía For The Fun Of It, que este año cumple una década sobre el escenario, su objetivo es «volver a tender los puentes que la gente más joven ha derribado con su pasado». Para Castillo, «este legado de mil años de cultura española y occidental funciona bien entre gente de 15 a 35 años y también con público de edad muy avanzada, dos generaciones unidas por su búsqueda de la autenticidad total».
Con la puesta a punto de este auto sacramental, Castillo defiende la pertinencia histórica del Barroco a la hora de dar respuesta a las grandes cuestiones humanas que han ocupado a las diferentes civilizaciones a lo largo de las épocas de nuestra cronología sobre el planeta: «Cuestiones como '¿Quién soy yo?', '¿Qué será de mí?' o '¿Cuál es mi misión?' son fundamentales para comprender un momento cultural donde primaba el hacer por encima del ser, donde lo único que no se entendía era que no hubiera dudas existenciales y donde no hacerse estas preguntas significaba no tener amor».
Castillo aprecia el contorno del envoltorio; «no cabe duda de que el teatro barroco es complicado pero también cuenta con unas frases increíbles», pero también destaca el fondo de la cuestión: «Calderón era un filósofo superior a Descartes, un pensador de la libertad que a través de la alegoría del montaje teatral fundamenta el valor del catolicismo de forma inteligente y veraz, en una obra que busca la verdad y se lo cuestiona todo, desde si la religión es demasiado dura o si esta debe separarse de la belleza».
La defensa de la religión en general y del catolicismo en particular es explícita en Castillo: «La religión está volviendo; creo que a día de hoy la gente esta más perdida que descreída», pondera. «Cada vez son más las personas que buscan hacerse las preguntas fundamentales y plantearse las cuestiones más radicales, las que van a la raíz de los asuntos esenciales». Regresando a 'El teatro del mundo', «Esta obra es Occidente, como lo es la Iglesia Católica; responsable de traernos la universidad o la libertad fundamentada teológicamente contra la tiranía, pero también la búsqueda de la belleza en la música, la literatura o la pintura; además de la diplomacia supranacional o los componentes jurídicos en los que se basa el cumplimiento de las obligaciones universales».
El director recalca que la fe, como estar enamorado, «es un don que no se elige, y solo con voluntad se es capaz de oír la Voz». Finalmente, recuerda las frase de Shakespeare en 'Como gustéis' que anticipó en 56 años la analogía del teatro con el mundo de Calderón: «Las metáforas de la vida como teatro son eternas, pero si el Barroco fue una época en la que muchos escritores, incluso aquellos amateurs, trabajaban con tal producción como hormiguitas que cogían de todas partes, lo de Calderón fue tan maravilloso que supo llevar esto a su máxima expresión».
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