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Fotograma de 'Un ángel en mi mesa'.
Una cierta historia del cine de autor

Oda a una sonrisa

La vida de Janet Frame, escritora neozelandesa marcada por su lucha contra la enfermedad, contada por Jane Campion

Jorge Praga

Valladolid

Jueves, 25 de septiembre 2025, 06:59

La directora y su época. Para desarrollar su formación artística Jane Campion (1954) tuvo que abandonar su país de origen, Nueva Zelanda, y trasladarse a ... Australia, cercana en ámbito geográfico pero a unos 2.000 kilómetros de distancia. Su primera vocación fue la pintura, de la que se pueden rastrear huellas en la solidez fotográfica de sus películas. Tras estudiar cine en Sidney, ganó con su primer corto, 'Peel', la Palma de Oro en el festival de Cannes de 1986. Retomó sus raíces neozelandesas con 'Un ángel en mi mesa', premiada en Venecia y en la Seminci de 1990. Su gran éxito fue su siguiente largometraje, 'El piano', de 1993, en la que aparecen paisajes exóticos de Nueva Zelanda bañados con la música de Michael Nyman.

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La Palma de Oro que recibió en Cannes se entregaba a una mujer por primera vez. También recogió el Oscar al mejor guion original. Tras esta obra la carrera de Campion ha tenido altibajos. Destaca la adaptación en 1996 de Henry James en 'Retrato de una dama'. En 2009 dirigió 'Bright Star' con una delicada semblanza de los últimos años de John Keats. Recuperó premios y difusión con 'El poder del perro' en 2021.

La película. Jane Campion utiliza fuentes artísticas muy diversas para sus películas: la literatura, el resplandor de la poesía, la música, la vida de escritores. Para esta su segunda obra escoge a una de las principales autoras neozelandesas, Janet Frame, que publicó su autobiografía en tres partes y de la que Laura Jones extrajo un potente guion. La producción australiana y neozelandesa no reparó en gastos, con rodajes en Australia y Europa, sin dejar de lado el periplo de la escritora en Ibiza, trasladado para la ocasión a la Costa Brava.

'Un ángel en mi mesa'

  • Directora: Jane Campion. Intérpretes: Ferry Fox, Elxia Keogh, Karen Fergusson. Nueva Zelanda, 1990.

'Un ángel en mi mesa' se empeña en recorrer casi toda la vida de Janet Frame. Un riesgo que obliga a emplear a tres actrices distintas para encarnarla y a moverse de aquí para allá, sin descanso. Y a apoyarse en un guion que sintetiza en secuencias breves y ágiles la compleja vida de la escritora. La pericia y sensibilidad de Campion salva con solvencia todas estas dificultades en una narración que avanza sin desmayo, teñida por la subjetividad de Frame. La infancia de una niña distinta, cuando no se había inventado el bullying, marca el inicio.

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La sensibilidad insegura de la juventud deja a la escritora en una larga estancia en un psiquiátrico en la segunda parte. Y la tercera la lleva por Europa, en las cercanías del éxito literario pero también con la amenaza de nuevos tratamientos mentales. Una vida siempre a punto de desplomarse, apuntalada por el despertar apasionado a la literatura que en la película se apoya en poetas anglosajones, Shakespeare, Keats con su 'Oda a un ruiseñor', Byron, Auden. Y chispazos musicales de Tchaikovski y Schubert, más La Niña de los Peines para la estancia española.

La marca de autor. Para abarcar casi toda la biografía de Janet Frame, desde su nacimiento en 1924 hasta su vuelta a Nueva Zelanda en los setenta, Jane Campion escogió a tres actrices: Alexia Keogh para la infancia, Karen Fergusson en la adolescencia, y Kerry Fox en la madurez. Hay una sorprendente conexión física y gestual entre las tres que las acerca y disuelve en un solo personaje. Un personaje, Janet Frame, marcado desde la infancia por la extrañeza, por la diferencia con los demás niños, por la fascinación con las palabras, por su pelo de zanahoria indomable y lleno de rizos.

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Un ser inseguro y tierno que sufre el cambio de cuerpo al llegar la adolescencia. Y que cuando entra en la madurez de los primeros trabajos padece el intento clínico de devolverle la salud mental, en un centro cuya terapia se basa en descargas eléctricas y del que se salva por los pelos de la lobotomía. Jane Campion, siempre exquisita en sus personajes femeninos, unifica a su plural Janet Frame en una sonrisa indestructible que contiene todos los matices: la alegría, la esperanza, la ingenuidad, el amor, la inseguridad, la angustia. Y el silencio, en el que se escuchan los árboles y el mar del final de esta excelente película.

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