Un virtuoso muy particular

Además, Costa ha explorado las posibilidades del instrumento, dotando las obras de un brillo especial, en el rescate de antiguos temas y en sus composiciones propias, que compusieron el programa en su totalidad. Costa es un virtuoso que recorre la amplia tesitura del instrumento con asombrosa facilidad. A lo largo del recital observamos su técnica poderosa para atacar melodías y armonías, formando un todo indisoluble, capacidad que han exhibido muy pocos músicos en el jazz pianístico, en algunos momentos me vino a la memoria el gran Óscar Peterson. Los desarrollos de Costa recorrían el mástil con velocidad vertiginosa sin apenas tiempo para disfrutarlos. Los 'legatos', 'staccatos', 'trinos' y demás recursos utilizados en la guitarra, adquieren en Costa una dimensión colosal.

Después de sus dos primeras obras, habló de la samba que ineludiblemente surcó transversalmente todo el concierto. Incluyó también un recuerdo al compositor cinematográfico Michel Legrand, y concedió especial importancia a la obra dedicada a la 'milonga arrabalera', muy cercana a la música uruguaya y en concreto al 'candombe'. y muy distinta de la milonga tradicional argentina. Terminó con un muestrario de sus posibilidades en 'Samba pro Rafa' dedicada al guitarrista brasileño Rafael Arvelo, uno de los impulsores de la guitarra de siete cuerdas.

Los nutridos aplausos devolvieron al escenario al músico que recordó a su abuela, con una anécdota hecha canción a la que puso voz para regocijo de la mamá grande. Voz que acompañó en muchos momentos, sus composiciones, convirtiendo a Costa en un virtuoso muy particular.