El legado musical de Hungría

Los 'Bocetos húngaros', de Bartók, son transcripciones sobre temas populares llevados a la orquesta. La Orquesta Sinfónica de Castilla y León los transmitió con la elegancia que desprenden, resumidos en una simbiosis de ritmo y color. Las maderas tuvieron especial relevancia, principalmente el clarinete.

La obra de peso del programa fue el 'Concierto nº 2 para violín y orquesta'. La noruega Vilde Frang hizo una exhibición del contenido virtuosístico de la obra. La utilización del espacio sonoro se vio plasmada muy bien en las articulaciones diatónicas y cromáticas del primer tiempo, repleto de pasajes de dobles cuerdas y 'cadenzas' que la solista vertió con afinación sorprendente. Después de las variaciones del 'andante' el concierto vuelve a los motivos iniciales. Vilde Frang los transmitió con irresistible vivacidad dejando una completa muestra de sus virtudes. El sonido de ese Guarneri del Gesú de 1734 está en muy buenas manos.

György Ligeti ha sido también un introductor de la modernidad en la música tradicional, aunque tratada de modo muy diferente. En su 'Concierto Rumano', la orquesta exhibió su conjunción, en las continuas novedades rítmicas, con un agresivo 'allegro', que dejó espacio para el lucimiento del corno inglés. Más tarde hubo lugar para los pasajes del clarinete y el concertino. Una obra intensa que dio paso a las 'Danzas de Galanta', de Kodály. El compositor pasó allí su juventud y aprendió bien la música gitana. Buen ejemplo es esta obra que sonó con fuerza y espontaneidad y cuajó en un brillante final de un concierto que no dio tregua hasta su coda final.