'El buen patrón': Javier Bardem y un código gestual excesivo

Imagen fija de la balanza desequilibrada de la fábrica Blanco. Muchas también del patrón conduciendo su automóvil. Sentido del humor nada divertido (perdonen la paradoja) porque lo que ocurre es trágico, en el cine y en la realidad. El patrón y su gente, sobre los pelotas el obrero de confianza que ve morir a su hijo, la becaria, presa del jefe, que acabará triunfando. Un retrato que tiene su culmen en la entrega del Premio a la Empresa, contrapunto de la secuencia del apaleamiento del obrero despedido y la muerte del chico. Al fin el buen patrón se sale con la suya.

El mundo laboral esta corrupto, no solo desde el poder que encarna Javier Bardem. El actor aparece en cada imagen, lo que le fuerza a un código gestual excesivo y creo que innecesario. Javier es un magnifico actor y su composición del 'buen patrón' es correcta aunque se pase un tanto y produzca una especie de empatía con el espectador no demasiado conveniente para el baremo critico necesario.

Que el cine español trate de los problemas candentes de nuestra sociedad, hoy lejos de resolverse, es algo tan positivo como necesario por lo que es importante la obra de León de Aranoa, siempre pegada a la realidad inmediata. Nos encontramos en una etapa muy conflictiva y hace falta que la verdad en medios de comunicación y obras artísticas, reluzca para poder poner algún remedio.