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Chiara Camoni, la toscana que prefiere el barro al mármol
La artista italiana, que trabaja con materiales orgánicos que enlazan el mundo vegetal, mineral y animal, expone sus 'Erguidas, yacentes' en el Patio Herreriano
Estudió en Milán, trabaja en un pueblo en la Toscana, vive cerca de las canteras que han hecho universales a los escultores renacentistas de su ... país, pero Chiara Camoni parece alérgica a la palabra eternidad, a la huella. Quizá porque la rodean. Así que en vez del mármol de Carrara, utiliza el barro; la idea seminal de su trabajo no nace en el taller sino en la cocina, y su factura final no es producto de un plan sino el resultado de su diálogo con esa materia. Camoni (Piacenza, 1974) expone sus 'Erguidas, yacentes' en el Patio Herreriano hasta el 8 de marzo.
La Capilla de los Fuensaldaña acoge a las 'erguidas', la verticalidad de las 'columnas', como llama Camoni a cada figura, domina el espacio. «Es una idea arquitectónica, son como columnas de un templo, fue un lugar religioso, pero a la vez son árboles, por la parte vegetal, y cuerpos», explica la artista. Cientos de piezas cerámicas, esmaltadas y mates, forman sus vestales. Las cabezas antropomórficas están sostenidas por cuerpos con faldas de hojas, de filamentos, de formas coralinas, a veces ordenadas -naturaleza domesticada, jarrón ortodoxo-, a veces en aparente caos y descuido -jardín salvaje-.
«Utilizo la terracota porque es un material que tengo a mano, se trabaja fácilmente y todos pueden hacer algo con ella. Tengo dos hijos que desde pequeños han jugado con el barro. Se puede trabajar en la cocina, en el jardín, permite una práctica cotidiana que puedes coger y dejar fácilmente», cuenta la creadora de esas figuras que hipnotizan al visitante, impelido a rodearlas, a caminar entre ellas, a compararlas, a preguntarse por la disposición de ese bosque de cariátides liberadas del peso y entregadas a la levedad vegetal.
La coordenada contrapuesta, la horizontal, domina en la sala 9 donde reciben al paseante dos perros plateados. Sus lomos, como las faldas de las columnas, traslucen la paleta y la mano de Chiara, el trabajo, la parada, la irregularidad de la naturaleza. «Quiero mostrar que el mundo vegetal, mineral y animal no están separados, formamos parte de lo mismo», explica en el límite del perímetro que marcan las piedras colocadas en el suelo. Se trata de un yacimiento arqueológico creado con materiales que Chiara encuentra en las inmediaciones de Fabbiano, su pueblo. «Vivo cerca de las canteras y veo el desastre ecológico que provocan. No quiero contribuir a engrandecerlo, no me interesa la eternidad. Creo una obra que puede cambiar de forma en otro lugar». En la esquina de los retales de mármol, Camoni levanta otras vestales, estas delicadas, móviles, impresas en seda, formadas por pétalos y hojas, eco del Arcimboldo horticultor.
La aspiración a trascender y la ostentación de los materiales que ello requiere son cuestionados por esta artista de instalaciones escultóricas que mira al pasado sin el corsé lineal. Javier Hontoria, director del Patio Herreriano, apuntó esa síntesis de tiempos, esa mezcla de estilos y de etapas, «como si se solapasen».
Con Chiara Camoni «la Capilla pasa de exposiciones autorreferenciales como la de Lara Armarcegui o Juan López a esta más figurativa, plástica y antropomórfica», dijo Hontoria de la artista italiana que por primera vez expone en España en solitario. 'Erguidas, yacentes' estará abierta hasta el 8 de marzo de 2026.
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