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Solo tres alimentos están más baratos en Castilla y León que hace un año

El descenso más acusado es el del aceite de oliva, el de girasol y otras grasas similares, que han bajado el 40,7% en comparación con junio de 2024. Una caída que resulta todavía más llamativa teniendo en cuenta que hace doce meses ocurría todo lo contrario. Por aquel entonces para hacerse con este ingrediente esencial de la dieta mediterránea había que apoquinar el 38,2% más, como consecuencia de dos años de sequía que habían tenido como resultado una producción mucho más escasa de lo que era habitual.

A la vista de la última publicación del INE, correspondiente al mes de junio, los más golosos y quienes se dedican profesionalmente a la repostería también han encontrado un alivio en el azúcar, en tanto que cuesta el 18,8% menos. Ahora bien, la lista de los productos alimenticios que son más asequibles que el año pasado es tan corta que termina en las patatas y sus preparados, que han experimentado un recorte de precio del 1,9% en la comunidad autónoma que dada su escasa cuantía se puede calificar de testimonial. Es aquí donde se da la única diferencia con la media nacional, puesto que en el conjunto de España este tipo de tubérculos están ligeramente al alza (+1,2%).

Y con ello se acaban las buenas noticias para el bolsillo de los consumidores, puesto que de los 21 grupos de alimentos que analiza el INE hay 18 que están más caros en la región en comparación con el ejercicio anterior. Y no solo eso, puesto que de ellos hay cinco que están disparados a doble dígito. Han subido entre el 14% y el 19,7% en relación a junio de 2024, un porcentaje nada desdeñable que pone muy cuesta arriba acciones tan del día a día como desayunar o hacer una tortilla. Basta comprobar que el café, el cacao y las infusiones rozan el 20% de incremento, mientras en el caso de los huevos asciende al 19,3%.

La carne también es más onerosa que hace justo un año, en particular la de vacuno y la de ovino. La primera se ha puesto un 15,9% por las nubes y la segunda el 14%, más de un punto por encima del promedio nacional. Esto puede llevar a más de un castellano y leonés a renunciar a la ternera y el lechazo en favor del cerdo, que han registrado un aumento mucho más moderado (0,3%). A la escalada se ha sumado la fruta fresca, con un ascenso del 14,3% que contrasta con el 0,9% de la que está en conserva, lo que puede hacer que más de uno opte por ella.

El resto de la comida que nos llevamos a la boca no llega a esos niveles, pero eso no quiere decir que sea económica. De hecho, legumbres y hortalizas están el 8% más caras, del mismo modo que el importe que hay que abonar por el pescado, ya sea fresco o congelado, es el 5,6% superior al de junio de 2024. Más limitado es el encarecimiento de otros básicos como el pollo y el pavo, que se sitúa en el 3,2%, lo mismo que los crustáceos, moluscos y otros preparados del mar. El pan cuesta el 2,9% más en Castilla y León, casi el doble que en el conjunto del país (1,7%), y los cereales el 1,8%, seis veces más que el promedio. Una auténtica paradoja teniendo en cuenta que esta tierra es el granero de España.