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Silvia G. Rojo
Domingo, 10 de septiembre 2023, 00:05
El precio del aceite de oliva sigue su particular escalada. El 'oro verde' es más oro que nunca y encontrar ahora mismo un litro de ... aceite de oliva virgen extra por debajo de 8,50 euros es prácticamente una utopía.
«Es un problema de oferta y demanda, principalmente de oferta, porque la producción se redujo un 40% el pasado año y la perspectiva de este año es el de una campaña muy mala», resume Isabel del Amo, gerente de la Asociación de Supermercados de Castilla y León (Asucyl).
La sequía ha castigado, por segundo año consecutivo, al sector agrario en general y el olivar no ha sido una excepción. A esta circunstancia hay que sumar el incremento de costes, «y eso al final hay que repercutirlo. Y aunque toda la cadena ha reducido beneficios, buena parte se traslada al consumidor y mientras no bajen los costes, no se va a trasladar».
Del Amo recuerda que el Índice de Precios al Consumo (IPC) de julio a julio confirma un incremento del precio del aceite de oliva en el punto de venta del 39%, «veremos en agosto», intuyendo que la situación vaya a más tras la notable subida de las últimas semanas.
Por otra parte, en función de los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el coste del aceite en origen es casi un 100% mayor al de hace un año. De manera más detallada, los servicios técnicos de Asaja Jaén indican que hasta el 3 de septiembre, el precio en origen del aceite de oliva virgen extra fue de 8.461 euros/tonelada; el de oliva virgen de 7.867 y el lampante de 7.327.
Estos datos anuncian nuevas subidas de precio, pues esas compras en origen ya se mueven en los precios actuales de destino.
El aceite que está ahora mismo en los lineales tiene repercutido el precio que las cadenas cerraron hace varios meses, es decir, un precio más bajo que el actual. Si se atiende a una cuestión de lógica, cada vez serán menores las partidas con esos precios más bajos y el consumidor no va a poder escapar de una nueva subida.
«Nosotros no almacenamos aceite, compramos partidas, que en muchos casos no están más de un día, y vendemos», insiste Del Amo.
Enlace de campaña
En el sector del aceite existe un término clave que es el 'enlace de campaña' para referirse al aceite que se almacena desde que una campaña de producción finaliza y comienza la siguiente. Aunque como consumidores pueda parecer un detalle menor, esas existencias son, a fin de cuentas, las que en momentos complicados como el actual pueden garantizar que no falte aceite en el mercado.
De igual modo, hay que tener en cuenta que el aceite de oliva no sale a la venta en su totalidad una vez que finaliza la campaña sino que se pone en el mercado de manera gradual, en teoría, para evitar fuertes fluctuaciones.
Julio Rozas, propietario de la almazara Los Llanos, en Arenas de San Pedro (Ávila), añade sobre este particular que el enlace de campaña, en circunstancias normales, «ronda las 700.000 toneladas y este año no llega a 100.000». Matiza que se pone en circulación aceite semanalmente «y se ha pasado de 120.000 a 80.000 o 60.000 toneladas semanales».
Desde la distribución recuerdan que ellos no pueden hablar de precios, pero a la pregunta de ¿qué se puede esperar? Del Amo responde:«Pues que el precio, a lo mejor, no ha tocado techo». Quizás tampoco haya tocado fondo la caída del consumo que hasta mayo se estimaba en un 14%.
Todo este 'boom' del aceite ha provocado un incremento de robos en almazaras de Andalucía, algo que, de momento, no ha sucedido en Castilla y León.
En el caso de los supermercados, la representante de Asucyl confirma que «en Cataluña sí que han visto un incremento ligero de los robos y alguna cadena ha puesto precintos en las botellas de aceite pero las nuestras no han apreciado un incremento de robos ni han puesto seguridad».
A pesar de que Castilla y León no es representativa en la producción de aceite en el conjunto del país, sí existen muchos casos de variedades autóctonas, que se han ido manteniendo a lo largo de los años y que conviven con otros modelos denominados superintensivo, cuya característica principal es la alta densidad de plantas que puede alcanzar hasta las 1.800 de media. La diferencia es bastante notable con el olivar tradicional que en el secano no supera los 100 árboles por hectárea.
El olivar en Castilla y León
Según los últimos datos de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, en Castilla y León existe una superficie de olivar con destino a almazara de 7.557 hectáreas, de las que 6.516 son en secano y 1.041 en regadío.
Ávila es la provincia con mayor superficie destinada a este cultivo, 3.843 hectáreas, seguida de Salamanca con 2.453. Burgos suma once hectáreas; 12, la provincia de León; nueve, la de Palencia; once la de Soria; 824 la de Valladolid y 394 la de Zamora. Segovia es la única provincia que no destina ni una sola hectárea al olivar mientras que llama la atención el hecho de que Valladolid no tenga ni una sola hectárea de secano y que todo el cultivo se encuentre en regadío. Se trata asíde plantaciones relativamente recientes en modelos intensivos.
Las cifras siempre son relativas y a pesar de que las plantaciones tomaron cierto auge, llevan más o menos estancadas desde 2017. Son Ávila y Salamanca los territorios en los que tradicionalmente se ha dado este cultivo, pero en los últimos años se ha sumado superficie en Valladolid y Zamora que no ha funcionado como se esperaba porque «no se hizo un manejo adecuado».
Cosecha «mala»
Julio Rozas mantiene en el Valle del Tiétar abulense plantaciones tradicionales y superintensivas y reconoce que su apuesta ha sido «fuerte», ya que su modo de vida es el olivo y el aceite.
En el Valle del Tiétar se espera «una cosecha media» de aceituna, aunque ya alerta de que en Andalucía «es un desastre».
La lluvia de los últimos días, allí donde ha caído, «viene bastante bien, los árboles querían agua, hará que engorde algo la aceituna». En su zona, precisamente, «llueve bastante, aquí son peor los hielos tardíos y el calor fuerte en plena floración».
Reconoce que la producción de la región no es representativa, «una almazara pequeña de Andalucía muele más que todo el Valle del Tiétar junto», por lo que buscan otras cualidades que les permitan marcar una diferencia con el resto.
En esta zona conviven nueve almazaras y con el objetivo principal de que no se abandone el campo, algo que cada vez «sucede más», están trabajando en la obtención de una denominación de origen protegida para su aceite. «Queremos promocionar el aceite, hacerlo de otra manera y que no se abandone el cultivo», señala Rozas, «por lo menos que se queden los que están».
El trabajo para que ese marchamo sea una realidad se ha alargado durante varios años y confían en que en 12 meses sea una realidad. «Creemos que al ser una denominación el precio del aceite se incrementará, pensamos en otros envases y formatos también de venta».
A pesar de que mantiene plantaciones tradiciones y en superintensivo, Rozas declara que «el olivar tradicional es antieconómico» y ha ido plantando en superintensivo, la última vez hace tres años. «Hemos apostado fuerte porque tenemos el molino».
El olivo, a los tres años de ser plantado, ya da fruto pero es a partir de los cinco años cuando es rentable.
Sobre el precio actual confirma lo dicho por la distribución, «no hay aceite porque el 2022 fue malo y esta campaña se prevé malísima».
Echa la vista atrás y dice que una situación similar se vivió hace 15 años, la cuestión es cómo quedó luego el precio para que la gente volviera a consumir.
Precisamente ese es el temor de Luis Ángel Cabezas, socio de la cooperativa Aceiteros del Águeda, cuya almazara ecológica se encuentra en la localidad salmantina de Ahigal de los Aceiteros.
«Estos precios no nos vienen bien a nadie, son perjudiciales para todos porque cuando tienes el consumo mundial de aceite afianzado va a suceder que los consumidores van a empezar a irse a otro tipo de aceite, bajará el consumo y cuando haya producciones normales se traducirá en una caída de precios».
Independientemente de lo anterior, tampoco descarta «cierta especulación» y lo que sí que asevera es que este panorama «rompe los mercados y fastidia el equilibrio de toda la cadena, desde luego que el agricultor no se hace rico».
La cosecha en su zona se presenta «regular tirando a mala, llevamos dos años de mala cosecha, algo general para todos los cultivos y el olivo no ha sido una excepción».
También confirma que el agua que comenzó a caer el fin de semana pasado «viene bien porque engorda la aceituna, pero no habrá más de las que había, sí mayor producción por el aumento de peso, aunque tampoco algo extraordinario».
En función de la evolución del fruto comenzarán a molturar aceituna en octubre o los primeros días del mes de noviembre en una zona en la que todo el cultivo es tradicional y en muchos casos se encuentra en bancales.
Confiesa que el suyo es «un proyecto romántico» que mantienen vivo once socios, aunque son muchas más las personas que molturan en sus instalaciones. «Siempre hemos buscado la diferenciación, siempre se ha ido a la calidad», concluye.
La aceituna autóctona de esta zona es la zorzal de Arribes, la única autóctona que está registrada en el banco de germoplasma de Córdoba.
Miguel G. Marbán. Una almazara de aceite en plena Tierra de Campos. Esa fue la idea que el Grupo Valdecuevas hizo realidad en el año 2008, cuando realizó su primera plantación de olivos en Medina de Rioseco buscando alternativas de cultivo más rentables. Quince años después son ya 150 hectáreas plantadas en sistema superintensivo (unas 1.500 plantas por hectárea frente a las 300 tradicionales) con la variedad de aceituna arbequina en un 95%, con el resto de picual y manzanilla cacereña. «Hoy en día destaca la viabilidad y rentabilidad de la producción de aceituna y su transformación en aceite en una comunidad como Castilla y León ligadas históricamente a otro tipo de cultivos agrícolas», señala el director técnico de la explotación, Jesús Aparicio.
El proceso de elaboración del aceite se inicia con la recolección de la aceituna en el mes de noviembre de forma mecanizada, con controles de analíticas de la grasa o el estado sanitario y maduración. Tras la entrada en la almazara por las tolvas, se lleva a cabo el despalillado y lavado, que da paso al proceso de molturación, el batido, la separación del alperujo del aceite, el oro verde que se almacenará en los depósitos de la bodega, desde donde se embotellará sobre pedido para una mayor conservación de sus cualidades. Del alperujo, se extraerá el hueso, que servirá para biomasa, y la pulpa, que se compostará como estiércol para la propia explotación, en un proceso con el que se cerrará el círculo en una explotación de gran sostenibilidad.
Cosecha adelantada
A pesar de que viene adelantada, Aparicio pronosticó una buena cosecha, mayor que la del año pasado, al haberse producido la floración en junio «con temperaturas ideales para que cuaje», al contrario que en los olivares del sur, «con la consiguiente falta de cosecha, que se suma a la falta de producto, dando lugar a la subida de los precios». Además, el agua que ha caído recientemente ha sido muy bien recibida, «porque aumenta el tamaño de la aceituna y genera más grasa».
En la actualidad la plantación está creciendo para sumar 85 nuevas hectáreas y la almazara, construida en 2011, moltura 1,7 millones de kilos de aceitunas, que dan lugar a unos 300.000 litros de aceite. La plantación de las nuevas hectáreas podría producir en los próximos tres años tres millones de kilos, duplicando la cantidad de aceite, según explicó el director técnico de la explotación, Jesús Aparicio.
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