¿Qué puede restringir aún la Junta de Castilla y León en la pandemia?
El gobierno de Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea ha desestimado confinamientos municipales, cerrar las aulas y acortar horarios de actividades comerciales y culturales
El decreto del estado de alarma se puede exprimir más, pero el margen es cada vez más estrecho. El Gobierno de Castilla y León ha ... apuntado que los platos que quedan en el menú no son de su gusto. El presidente Mañueco lo dejó claro el lunes: «Teníamos la opción de seguir reduciendo la actividad o actuar sobre el toque de queda». Descartaron el cierre anticipado del pequeño comercio y decidieron aplicar lo segundo, «porque la medida está ya consolidada en el imaginario de la sociedad de Castilla y León y para proteger el empleo».
Francisco Igea ofreció otra clave: los quebraderos de cabeza que generaría el determinar cuáles son las actividades no esenciales obligadas a cerrar antes y cuáles son básicas y pueden seguir con su horario.
La mayor parte de las opciones que aún no ha explorado la Junta en toda su intensidad afectan a la actividad económica, social o cultural, acortando horarios o suspendiendo la actividad si considera que es necesaria esa excepcionalidad, ante el agravamiento del nivel 4 del estado de alarma. El de riesgo máximo, marcado por una incidencia de 250 contagios por 100.000 habitantes en 14 días y una alta ocupación hospitalaria y de UCI. Castilla y León presentaba ayer una incidencia de 970 positivos por 100.000 habitantes, con tendencia brusca al empeoramiento, lo que justificaría la excepcionalidad.
¿Qué le falta por aplicar a la Junta, como autoridad delegada, en el bufé de medidas que ofrece el estado de alarma? Castilla y León ha extendido el confinamiento geográfico de la comunidad hasta mayo y acaba de implantar el provincial. La Junta ha desestimado en este momento confinar municipios. «Esto no es Extremadura o el País Vasco», explica Francisco Igea. Los municipios castellanos y leoneses son muchos y muy pequeños, con dependencia de cabeceras de comarca para abastecimiento básico, lo que resta efectividad a esta medida. El cierre estival de Aranda de Duero causó problemas en los pueblos de la comarca.
La Junta descartó la semana pasada, desde el primer momento, el cierre de las aulas de colegios e institutos y la reimplantación de la teledocencia. Tampoco ha considerado oportuno aplicar esa medida a las universidades, aunque la presencialidad en estas se reduce este mes de enero a los exámenes, puesto que no hay clases hasta que terminen las pruebas cuatrimestrales.
Junto al anticipo del toque de queda, Castilla y León ha optado por limitar a cuatro no convivientes las reuniones sociales. El decreto fija seis personas, pero se puede rebajar el número con una comunicación al ministerio. También ha vuelto la limitación de aforo en actos religiosos a un tercio, con un tope de 25 personas.
El nivel de riesgo máximo agravado que atraviesa Castilla y León impone una limitación de aforos muy contundente en todo tipo de actividades de cara al público o que implican interacción social, pero podría también «establecer medidas excepcionales, como la suspensión de apertura al públicos o la suspensión de actividad».
Bajo esa posibilidad, aplicable cuando los indicadores de incidencia y la situación de los hospitales eleven la alerta a nivel 4, que es la que rige en Castilla y León, se podría limitar el horario al comercio y las actividades no esenciales, a los mercadillos, a las academias, autoescuelas y enseñanza no reglada, salvo para los centros de formación para el empleo; en bibliotecas, archivos, museos, monumentos y equipamientos culturales, en instalaciones recreativas, piscinas públicas y espectáculos taurinos. El estado de alarma, en alerta máxima, permite la caza y la pesca y disfrutar de las playas fluviales.
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